Por Alfredo Michelena
El 23 de junio fue un día clave para entender que hay varias maneras de resolver diferencias y conflictos. Mientras en La Habana se anunciaba en cese al fuego bilateral en las negociaciones FARC-gobierno de Santos, en el Reino Unido (RU) se realizaba un referéndum consultivo sobre su permanencia en la Unión Europea (UE), en Washington se invocaba y se activaba la Carta Democrática (CD) al escuchar el informe sobre Venezuela y aquí se escribía una batalla civil épica para impulsar el referéndum revocatorio (RR) contra Maduro. Cuatro maneras de resolver diferencias.
En el caso colombiano la alternativa a la guerra es una negociación que debe ser refrendada en un plebiscito. En el Reino Unido ganó la opción de salirse de la Unión Europea y el líder perdedor, sin tener que hacerlo, renuncia a su cargo de Primer Ministro. Aquí las cosas son diferentes. El Régimen no está dispuesto a medirse electoralmente de manera justa y transparente, y los venezolanos que no quieren la violencia desconfían del diálogo como salida.
No es lo mismo dialogar que negociar ni negociar es capitular. Se dialoga para conocer las posiciones de los demás y ver en qué hay coincidencias y en qué no. Se negocia para acercarnos en los puntos discordantes y avanzar en la inteligencia que ambos bandos deben ceder y llegar a un acuerdo que no satisface a ninguno pero con el cual ambos están dispuestos a convivir. Y se capitula cuando una de las partes derrotadas tiene que aceptar las condiciones del vencedor.
Es un falso dilema lo de: diálogo o elecciones. Tiene que haber negociaciones entre las dirigencias -para eso son- y debe haber consulta popular para salir de esta crisis.
En democracia la mejor salida es la electoral, sea el Referendo Revocatorio, planteado en la Constitución, o elecciones adelantadas. Pero un triunfo electoral no es ganar la guerra y obligar al otro a capitular y conseguir revancha. Reconocer al otro y, el diálogo y la negociación son fundamentales en esta transición que ya empezó.
Grave error cometería el Régimen si trunca la salida electoral, usando el CNE o el TSJ. Si el chavismo quiere seguir existiendo como fuerza política debe salir lo más pronto posible de este desastre. Hay que dialogar y negociar en la inteligencia que los derechos no son negociables (RR) y que no habrá impunidad en materia de Derechos Humanos o corrupción. Mientras tengan el poder no irán a la mesa a negociar, sino a perder tiempo, a menos que la presión nacional (calle) e internacional los obligue. Diálogo, Referendo Revovcatorio, Carta Democrática y calle no son tácticas excluyentes sino complementarias en la estrategia para lograr una nueva Venezuela.