Ya es rutina, pero cada vez que Maduro se ve con el agua al cuello, comienza a gritar “!diálogo, diálogo diálogo!” y, quienes, hasta ese momento procuraban su hundimiento, salen a “dialogar” y lo salvan.
Lo vimos y sufrimos durante el “diálogo” de mediados del 2014, y ahora, desde mediados de abril de este año, cuando, al anunciar la MUD que el Revocatorio sería la vía para destituir a Maduro, el mascarón de proa del “diálogo” comenzó otra vez su papel distraccionista, postergador y bypaseador.
Su última aparición fue ayer, y, ¡qué casualidad!, después que la Asamblea Nacional declaró el domingo que “Maduro había perpetrado un golpe de Estado” y llamaba “a restituir el hilo constitucional”
Claro, el regreso fue con una novedad: el diálogo contaría con la mediación del Papa Francisco y del Estado del Vaticano, cuyos negociadores ya estarían en Caracas para resucitar al muerto o al agonizante.
Lo que no fue una novedad, fueron los partidos y dirigentes de la MUD que salieron a confirmar las palabras de Maduro y sus negociadores quienes, de una vez, dijeron que “el diálogo” estaba en marcha.
Pero lo han negado, Henrique Capriles, María Corina Machado, Antonio Ledezma y David Smolanski, los cuales, afirmaron ayer que no tenían conocimiento de tal iniciativa, y por tanto, no solo la consideraban inconsulta, sino inexistente.
Y es que, el nuevo “diálogo” no puede tener otra finalidad que enfriar la calle, y la hoja de ruta que se había trazado la MUD para hacer efectivo el Revocatorio, y en la cual, la jornada más importante se realizaría mañana, el jueves y el viernes para recolectar el 20 por ciento de las firmas.
Temblaba Maduro y sus compinches ante el hecho –confirmado por todas las encuestas-de que no cinco, sino siete millones de firmas serían recolectadas y ante tamaña derrota salió de nuevo a gritar: “Diálogo, diálogo, diálogo” y ya veremos si el “diálogo”, esta vez, será capaz de salvarlo.