Maduro volvió el martes a suspender la presentación de la “reforma económica” anunciada hace mes. ¿Será que aun no hay reforma”?
Por cuarta o quinta oportunidad en menos de un mes, el presidente Maduro aplazó las medidas económicas que prometió presentar ayer en su programa de radio “En contacto con Maduro”.
No hubo, por supuesto, ninguna explicación para el aplazamiento, aunque de nuevo surgió otra fecha: el próximo 22 del mes en curso.
Sobre las causas para la demora de una reforma, plan o paquete en el que, sin duda, le va al país la expectativa de que la actual crisis tenga algún alivio, sobran las hipótesis, aunque de una vez apostamos a que, simplemente, el gobierno no sabe cuál es la receta, o, si la sabe, no pone de acuerdo a la olla de grillos en que se ha convertido la administración.
Y en la cual militan, desde las facciones ultrarradicales que quieren que el comunismo fidelista se instale completo, y ya; hasta la llamada “derecha endógena” que aspira a introducir correcciones en un modelo cuya inviabilidad está harto demostrado; pasando por un ala “nini” que orrer la arruga»a coloquial venezolana se llama » la crisis ía más cómoda, ni comprometida:
ale completa, a plantea mantener lo rescatable del pasado, pero reformándolo de cara al futuro.
No sabemos en que corriente se adscribe Maduro, aunque, conociéndolo, no nos extrañaría que proclame el famoso principio que dejó para la historia Carlos Andrés Pérez: “Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”.
Queremos resaltar, entonces, que es posible que el presidente no milite en ninguna de las tres corrientes descritas, sino en una que le resultaría más cómoda y no comprometida:
No tomar medidas, bypasear la crisis, y seguir en una indefinida postergación por la que el desastre será cada día más agudo e incontrolable.
Lo que en el habla coloquial venezolana se llama “correr la arruga”, que no es sino la política huir hacia delante, esperando que la crisis se resuelva solo.
Si hacemos memoria, Chávez era un maestro en tales artilugios.