Felipe González, Oscar Arias, Andrés Pastrana, Mario Vargas Llosa, Jorge Quiroga, Enrique Krauze, y ahora Luis Almagro (entre otros) constituyen un grupo de demócratas del continente que han comprendido la trascendencia de luchar porque la democracia venezolana sea rescatada y la peste comunista neototalitaria desterrada de esta y otras tierras.
A todos les hemos agradecido su aporte y desvelos, pero hoy queremos referirnos al Secretario General de la OEA, Luís Almagro, quien preside hoy la instalación de la Asamblea General de esa institución y tiene convocado para el próximo 23 de junio un Consejo Permanente que debe decidir si se le aplica o no la Carta Democrática a la dictadura de Nicolás Maduro.
Se trata -sin exagerar-, de la más importante iniciativa diplomática que se toma contra el sátrapa y sus facinerosos, y que ya en sí, e independientemente de sus resultados, dejará una herida incurable en la estructura del neototalitarismo y concluirá por derrocarlo.
Pero hay más, Almagro rescato a la OEA de un momento particularmente crítico y lamentable de su historia, pue había sido convertida, por los hermanos Castro, Chávez y Maduro en un bazar cuyos votos se vendían al mejor postor.
Pero la apuesta es porque a Maduro y su pandilla le sea aplicada la “Carta Democrática” y para eso es imprescindible que toda la Venezuela decente y democrática respalde a Almagro y esté dispuesta a acompañarlo en sus denuncias de que en Venezuela no hay estado de derecho, y por tanto, su régimen no puede pertenecer a una institución que existe para defender la democracia.
En definitiva que, estamos en los días finales de la dictadura madurista, y al lado de quienes más contribuyeron a derrocarla, no hay dudas que Luis Almagro tendrá un sitial de honor.