El Revocatorio no puede negociarse en razón de intereses palaciegos ni de otro tipo, que no tendrían otro propósito que alargar la agonía de Venezuela, mientras los buitres que la devoran preparan el festín que la desintegraría definitivamente.
Por eso, es una obligación y una responsabilidad de los líderes de la oposición venezolana representados en la MUD, y en especial del Presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, no escuchar los cantos de sirena de quienes, presuntamente alentados por un sentimiento ultrapatriótico, presionan para que vaya a Miraflores a sentarse con Maduro, porque en un diálogo interpersonal, estaría la solución para salvar a Venezuela.
Alertamos: Maduro no es parte de la solución del problema sino el problema mismo y cualquier salida que se planteé contando con su concurso, no haría sino profundizar y eternizar la tragedia que sumerge al país en una crisis sin fondo.
De otra parte, toda solución o salida que sacrifique el Revocatorio que tiene que realizarse este año, es violar la Constitución que expresa, de manera explícita, los plazos a cumplir para que el “dictadorzuelo” cese en su mandato este mismo año.
Pero Maduro ante un rechazo que lo revocaría con más del 80 por ciento, busca escapatorias, burladeros, planes de fuga y ninguno más adecuado que hacer promesas que no cumplirá nunca.
Está en su naturaleza de dictador totalitario y lacayo cubano que sabe que el pueblo lo sacará del poder electoral, pacíficamente y constitucionalmente.
Lo saben también los líderes de la oposición que han luchado sin tregua ni descanso durante 17 años para que Venezuela no fuera sacrificada y no pueden perder la oportunidad de ponerle fin, democráticamente, a uno de los períodos más dolorosos de nuestra historia.