Maduro anda asustado, parece que sin saber exactamente lo que le pasa, pero convencido de que, si bravuconea por aquí, grita por allá y amenaza por acullá, entonces, las cosas podría empezar a mejorar.
Por eso, desde la misma noche del lunes, y casi en simultáneo cuando Tibisay Lucena anunciaba que el CNE había validado las firmas para activar el Revocatorio, el exlíder autobusero se lanzó con una aburridísima cadena, donde, como es usual, amenazó al presidente de la AN, Henry Ramos, con destituirlo y, si se ponía muy cómico, con llevarlo a la cárcel.
“Pancadas de ahogao” seguramente fue la frase más pronunciada y pensada en aquel momento en todo el país, pues, dijera lo que dijera el bocazas tropical, era imposible que se quitará de encima el 1 por ciento de las firmas que la oposición le había metido por el pecho,
Pero no se aplacaron ni la fanfarronería, ni los gritos, ni los desplantes del asustado Maduro, quien, la noche del martes, atormentó de nuevo al país con otra cadena, pero ahora para anunciar que había nombrado ministro del Interior y Justicia, a Néstor Reverol y que había hecho una consulta al TSJ y a la Contraloría para “tumbarle” el presupuesto a la AN.
Volvió a despotricar de Ramos, prácticamente que señalándolo como el culpable del desabastecimiento, la inseguridad y la hiperinflación y, solándose por el momento, muy próximo, en que lo iba a tener entre rejas.
Pero sin que, tan descomunal aspaviento lo diera por satisfecho, la noche de ayer, irrumpió otra vez en los hogares, y desde el Panteón Nacional, presidiendo un acto dizque para conversar con los “constituyentistas del 99 –una cuerda de trasnochados, devaluados, pasados de kilos, de años y de dólares- y hablar de la Constituciòn Bolivariana”, pero en realidad fue para darle ambiente a un zarpazo, ahora si inevitable, contra el odiado favorito de Maduro: Henry Ramos.
En otras palabras que, otra opereta del miedo, otro sainete para que la gente piense que el flojo Maduro esta fuerte, y no es presa de una ola de pánico que, no le provoca Henry Ramos, sino el Referendo Revocatorio que día a día se le acerca.