Simplemente porque le recuerda a sus miembros uno de los peores momentos de su historia, cuando Hugo Chávez, apoyado en su petrochequera y los gobiernos populistas de Lula da Silva de Brasil y Cristina Kirchner de Argentina, forzó su ingreso a una organización que, de acuerdo, a su “Carta Constitutiva” no podía admitirlo.
Pero no eran obstáculos para intimidar a un trío de populistas de tan ingrata recordación, los cuales, llegaron a la política a corromperlo todo y mucho más a instituciones regionales cuya misión era promover y defender la libertad, la democracia y el Estado de Derecho.
Objetivo que, al final, no lograron, porque la constitucionalidad y la legalidad volvieron a la región, los gobiernos se democratizaron y Maduro ha quedado como un tumor que, no solo hay que medicar, sino extirpar.
Los recientes acontecimientos por los que tres países del Mercosur, Paraguay, Argentina y Brasil se niegan a que el dictadorzuelo venezolano asuma la presidencia del Mercosur, es lo más emblemático en este orden, así como el empeño de la canciller Delcy Rodríguez de acusar a su homólogo paraguayo y al representante de Brasil “de haberse escondido en el baño para no recibirla”.
“Si estuvimos en el baño es porque la necesidad fisiológica nos ha llamado”, le respondió el ministro paraguayo.
Pero con “necesidad fisiológica” o no, lo cierto es que el Mercosur le seguirá sacando el cuerpo a Maduro, si es que no se convence que es el leproso del continente, y no solo porque recuerda al difunto dictador Chávez, sino a los “muy vivos” dictadores cubanos, Fidel y Raúl Castro.