La sociedad civil –que es el motor de las luchas por la democracia que en el actual momentum galvanizan a todo el país- no pueden cejar en su empeño de que el Referendo Revocatorio se realice este año, y, no solo porque es un mandato constitucional, sino para que Venezuela supere, pacíficamente, la peor crisis de su historia electoral.
Y entonces vamos a dejar que el dictador Maduro y sus compinches hagan hasta lo imposible para postergar, aplazar y bypasear las decisiones que el CNE debería tomar para que el cronograma se cumpla dentro de los pasos establecidos por las Ley? Vamos a permitir que Maduro, usando mañosamente un conato de diálogo frustrado, logre que enfríemos la calle? Nos vamos a dar por vencidos? La sociedad civil, que mayoritariamente esta en contra de este régimen nefasto, es la que debe imponer, pacíficamente, la agenda tanto a Maduro como a la MUD.
Nos gusta repetir –y en ello insistía mucho uno de los héroes en el derrumbe del comunismo en Europa del Este, el checo Vaclav Havel-que es la sociedad civil la que, sobre la marcha, y ante la ausencia o errores de los partidos políticos que casi no existen o vienen de un profundo letargo-asumen la dirección y ejecución de las tareas que hacen implosionar el totalitarismo y creemos que tal proceso puede darse, perfectamente, en Venezuela.
Claro, sin establecer que los efectos de la antipolítica y del antipartidismo resultaron iguales allá que aquí, porque, en Venezuela existe un sistema de partidos democráticos que el chavismo-madurismo, con todas sus triquiñuelas, trampas, mentiras y opresión, no ha logrado desarticular. Ahora que la sociedad civil está unida, la MUD debe estar a la altura del compromiso histórico y la responsabilidad que ha adquirido con los bravos ciudadanos de Venezuela y debe dejar de lado las divisiones mezquinas y las ambiciones personales.
Y aunque el Revocatorio no está a la vuelta de la esquina, y aún falta mucho por hacer, sin lugar a dudas, es el objetivo que los venezolanos nos hemos propuestos, y que debemos seguir llevando adelante para reconquistar la libertad y la democracia.
Venezuela no se detiene, no se amedrenta por los zarpazos de una dictadura agónica y debemos seguir avanzando incontenible, impertérrita, como un río, como un mar. Porque Maduro podrá tener de su lado instituciones amañadas, unos colectivos a sueldo y el apoyo de la cúpula militar, pero lo que no tiene ni tendrá jamás, es lo mas preciado: la aceptación y el apoyo mayoritario de un país. Esta es el arma mas poderosa con la que cuenta la democracia para ponerle fin, a la dictadura. Seguimos, no nos podemos detener. Por nada, ni por nadie.