Manuel Malaver
Saludamos el regreso reciente de Yon Goicoechea a la política venezolana, como un acierto personal de un líder emblemático de las luchas estudiantiles del 2007, 2008 y 2009.
Y que desde entonces, bien en la calle, en las universidades, o en el extranjero, hizo de sus luchas por la recuperación de la democracia en Venezuela, la pasión que sellará una carrera con honra creciente.
Ayer fue detenido por esbirros del dúo Maduro-Cabello acusándolo de portar “un cordón de explosivos” dizque para detonarlos durante la Toma de Caracas del 1Sep.
Y quienes conocemos a Yon, no podemos sino gritarle a los “dictadorzuelos” que, no solo se trata de un atropello, sino de una estupidez, pues en ninguna de las circunstancias en que le ha tocado actuar –y miren que han sido complejas, comprometidas y retadoras- Yon Goicoechea se ha apartado de su credo de que, los demócratas son demócratas porque actúan conforme a la Constitución, la Ley y la Paz.
Habría que conocer personalmente a Yon Goicoechea –como hemos tenido la suerte de hacerlo- para convencerse de que se trata de un ser humano de “natural bueno”, como dicen en mi tierra natal de Margarita.
Por eso, la calumnia levantada contra Yon por el dúo siniestro de los “dictadorzuelos”, duele en lo más hondo y no puede rebotar sino en una protesta encendida que, además, es apuesta por la preservación de su salud, libertad y vida.
Ya sabemos que con la detención de Yon Goicoechea -y la incertidumbre sobre su paradero-, no se busca sino sembrar miedo en un esfuerzo desesperado de la dictadura para restarle apoyo a la marcha del 1Sep., pero también conocemos que las mentes desequilibradas y cobardes se desmandan si sienten que, hagan lo que hagan, están perdidos.
Porque Yon Goicoechea regresará a la libertad sin que haya tirano que pueda quitársela, y el dúo siniestro Maduro-Cabello seguirá su despeñadero hacia el abismo, del cual el 1Sep. no es sino el comienzo.