Hay algo que conviene olvidar a analistas, politólogos y comunicadores que siguen la catástrofe humanitaria venezolana: ninguno de los horrores que perpetran Maduro y su claque de corruptos, narcotraficantes y violadores de los derechos humanos sucede por azar, o cálculos equivocados en la aplicación de políticas que buscaban un fin y se encontraron con la ley de las consecuencias imprevistas.
No, aquí los resultados son minuciosamente diseñados, matemáticamente establecidos, lógicamente prefijados y una vez alcanzados, puede decirse que pasan a convertirse en pautas de opresión, represión y dominación.
Tal sucede, por ejemplo, con la escasez alimentaria, crisis de desabastecimiento o simplemente hambruna que, si bien es una consecuencia de la política de tierra arrasada que aplica el socialismo al aparato productivo interno capitalista , una vez que adviene se asume como una herramienta con la cual se somete a los ciudadanos «por el estómago».
Llega el jinete apocalíptico del hambre que se abate sobre los pobres y menos pobres de la sociedad y entonces, para comer, hay que entregarle la libertad y los derechos humanos al Estado que los paga con mendrugos de pan.
Pero la escasez, el desabastecimiento o la hambruna trae otros beneficios a la claque de corruptos y narcotraficantes que sojuzga al país y es el de controlar las importaciones de alimentos que, en la medida que son financiadas por el Estado, permiten jugosas comisiones para quienes compran y quienes venden.
De estos ajetreos se dice que deviene la inmensa fortuna que hoy detenta el y qué general Carlos Osorio, que desde el ministerio de la Alimentación se enriqueció el mismo, a familiares y amigos.
Y quienes lo han sustituido no harán nada diferente, pues es típico de los gobiernos totalitarios seguir las tradiciones en lo que se refiere a robos, asaltos y atracos.
Lo mismo si se trata de reducir al pueblo por hambre, que fue una herencia trasmitida por los soviético a los cubanos y ahora los cubanos se la traspasan a Maduro, Cabello y Padrino López como una receta que deben aplicar si quieren permanecer en el poder.
Por Manuel Malaver / @MMalaverM