Manuel Malaver
Creo que una de las peores infamias de la revolución chavista, fue quitarle a nuestros queridos “negros” el calificativo que siempre se les dijo de una manera cariñosa y jamás denigrante.
Así, “negros” fueron el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, y José Antonio Pérez Díaz y Argelia Laya, y tantos otros venezolanos ilustres que no tenían porque renunciar a su “color” en un país donde no se discrimina a nadie en razón de su raza
Y “negro” fue el “afrodescendiente”, Aristóbulo Istúriz, quien, para complacer a los líderes de una ideología que solo funciona en la división, el odio y la violencia, admitió que le quitaran “su color” original para ponerle otro postizo y extranjerizante.
Pero fue la primera de varias concesiones, de las cuales, las más graves podrían ser hacerse cómplices de las peores corruptelas que ha conocido el país en toda su historia, callar ante infames violaciones de los derechos humanos, y prestarse de peón de un régimen que lo trata como una ficha sin valor y, en el fondo, lo desprecia,
Pero, aun le faltaban peldaños por descender y yo diría que los más bajos los hemos visto en estos días, cuando, se ha prestado a la propaganda madurista que niega que el hambre muerde duro en la piel de los venezolanos, y niños, mujeres y ancianos mueren por falta de medicinas.
“Es la guerra económica” dice “el negro”, perdón, el “afrodescendiente”, Aristóbulo Istúriz, en el papel más atroz que pudo reservarle la historia a un miembro de la raza que, con la blanca, y la india forjaron la independencia, la nacionalidad y cultura venezolanas, y a quién el Negro Primero debe estar en este momento comparando con Boves.