Se estima que entre los niños más pobres, casi el 30% presenta algún déficit alimentario.
Entre la peligrosa frontera que separa a Colombia de Venezuela se extiende el caluroso y desértico territorio indígena de La Guajira, compartido por ambos países. Allí, donde la fundación Cáritas identificó la tasa más crítica de desnutrición del país, Lideibis Bracho, de 26 años, mece cariñosamente a su bebe, mientras lo amamanta.
El pequeño, de apenas seis meses, se recuperaba de la estada en un hospital cercano donde pasó semanas intentando sobreponerse de la desnutrición aguda que, finalmente, mató a su hermano gemelo.
Un estudio iniciado por Cáritas en octubre de 2016 en las parroquias más deprimidas de Zulia, Distrito Capital, Vargas y Miranda -los cuatro estados más poblados del país-, determinó que un 48% de los niños menores de 5 años presentó desnutrición. De ellos, el 8% tenía la forma más grave de la enfermedad, con altísimo riesgo de muerte.
No es normal que vayas a una comunidad, peses a 100 niños y te den 30 que se te están muriendo en los brazos. Eso es una cosa catastrófica», agregó Raffalli.
Un estudio de la Fundación Bengoa, dedicada a la enseñanza nutricional, y que tiene seguimiento de talla y peso en escuelas de cuatro estados del país, encontró que, entre los más pobres, 27 de cada 100 chicos presentan alguna alteración nutricional.
La Organización Mundial de la Salud establece que a partir de un 10% de niños con desnutrición grave ya se considera que hay una crisis alimentaria y, a partir de un 15%, la situación escala al estado de emergencia. En el 30%, el país entra en una situación de hambruna.
El gobierno anunció recientemente que varias toneladas de alimentos llegaron a sus puertos para paliar el desabastecimiento. Pero el arribo parecería insuficiente en un país con poca variedad de productos y la inflación más alta del continente. Por ello, las escuelas de Miranda, un estado gobernado por la oposición, han tenido que abrir sus puertas los sábados y hasta en vacaciones para alimentar a los niños con riesgos nutricionales.
Aun así, la principal asociación de agricultores privados de esa nación, Fedeagro, pidió recientemente que se abriera un canal de ayuda humanitaria que atendiera las necesidades del país, considerando que están lejos de poder cubrirlas con producción local.
«Un chico desnutrido va a tener más propensión a enfermarse. Un chico enfermo pierde más calorías, no come lo suficiente y se desnutre más rápido: es un círculo vicioso», consideró Raffalli. «Se van a superponer la crisis de nutrición con la crisis de salud y aquí la mortalidad infantil va a ser abismal», agregó.
A pesar de que en América latina la mortalidad infantil ha ido retrocediendo en los últimos años, en Venezuela saltó un 30% en 2016, según cifras oficiales.
Eso quiere decir que, en promedio, 31 venezolanos menores de 12 meses murieron cada día del año pasado.
Vía Diario La Nación.