El cerco sobre la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo se hace cada día más alto y más espinoso en Venezuela. En lo que va del año los ataques se han incrementado y demuestran las condiciones a las que deben enfrentarse los comunicadores del país.
El acoso ha ido creciendo y tiene distintas formas de operar: 19 periodistas fueron agredidos el 2 de junio durante la cobertura de una protesta por falta de comida. Fueron golpeados y despojados de sus equipos de trabajo. Las sedes de cuatro medios fueron atacadas por colectivos con grafitis y excremento en menos de un mes. Al edificio del diario El Aragüeño le lanzaron una granada el 20 de junio, que no explotó.
El Carabobeño dejó de circular en marzo, y la semana pasada se sumó a la lista de diarios sin papel El Siglo de Aragua. El director del Correo del Caroní, David Natera Febres, fue condenado a prisión por publicar una investigación sobre corrupción. Todo esto ocurrió en los primeros seis meses de 2016.
«En general, el panorama es realmente oscuro. El gobierno va en contra de todos los medios que son críticos y no anuentes con las políticas económicas, de salud o educacionales que han implementado. Por demandas, muchos diarios han tenido que pasar de diario a semanario. En los medios que han cambiado de dueños se evidencia un periodismo de mala calidad porque les quitan prominencia a las noticias que ocuparían titulares de primera página. A más de 200 emisoras no se les ha renovado el permiso de transmisión. La situación del periodismo se hace cada día más difícil», dice Tinedo Guía, presidente del Colegio Nacional de Periodistas.
Desde que el Complejo Editorial Alfredo Maneiro se creó, en 2013, para centralizar la venta del papel prensa, al menos 41 empresas de medios de información han presentado fallas para imprimir. Muchas de las que llevan una línea editorial independiente u opuesta al gobierno han cerrado sus rotativas o han disminuido sus páginas por falta de papel. Entre ellas El Nacional, que en 2014 tuvo que reducir su edición a dos cuerpos y que no ha tenido acceso al papel que se vende a través de la empresa estatal. La adquisición del papel pasó a ser exclusiva del gobierno.
Guía agrega que la falta de papel corresponde a una línea política del oficialismo en contra de los diarios que no alaban al gobierno: «El monopolio que ejerce la corporación Alfredo Maneiro limita la entrega de bobinas. Se sabe que en los próximos meses no habrá más papel para los medios que son críticos hasta que no sean obedientes al régimen».
En lo que va del año, la organización Espacio Público ha contabilizado siete medios que han sido afectados: cinco salieron de circulación de forma indefinida (Diario La Costa y Diario La Mañana, de Falcón; Periódico de Occidente, de Portuguesa; El Carabobeño, de Carabobo, y El Mío, de Lara), uno salió y retornó (Nueva Prensa de Guayana) y otro se redujo por escasez (El Informador, de Lara).
El reporte no incluye a El Siglo, que apagó sus rotativas hace una semana luego de que la corporación Maneiro lo excluyó de la lista de periódicos a los cuales suministraban papel, según un comunicado de la empresa.
«El hecho de que haya menos medios de comunicación achica la posibilidad de que llegue la información a toda la población. Aunque hay un auge de medios digitales, el acceso a Internet no tiene una cobertura nacional, sobre todo en el interior del país, donde muchos lugares dependen de un medio tradicional escrito. Esto significa que hay cada vez menos posibilidades de conocer lo que pasa en la comunidad. En un momento de crisis como el que estamos viviendo en el país, tener menos información implica un riesgo para otros derechos humanos e implica que haya menos debate y deliberación sobre estos temas de interés», señala Gloria Salazar, socióloga y coordinadora de Desarrollo Institucional de la organización Espacio Público.
Mientras medios privados cierran o reducen su actividad por falta de recursos y materia prima, el sistema de medios públicos del Estado se ha multiplicado gracias a una inyección de recursos que ha crecido en los últimos tres años.
Para 2015, el Estado mantenía 41 medios de comunicación, cuatro más que en 2014. De éstos, 13 son diarios, entre ellos las versiones de Ciudad CCS en Maracay, Barquisimeto, Petare, Cojedes y otras entidades, algunos lanzados como parte de la campaña electoral para las parlamentarias, que aún reciben papel del Estado.
Guía calcula que el gobierno maneja más de 600 medios de comunicación, si se incluye a los comunitarios, cuya principal función es «halagar» al régimen, pese a que sumando toda su audiencia no llegan a 8% de espectadores, según el Ministerio de Comunicación e Información. «Los programas que transmiten no son periodismo, sino propaganda política. Lo peor es que no tienen mucha audiencia», concluyó Guía.
La mordaza chavista, aún más extendida
41 Empresas
Son las que controla el chavismo, cuatro más que las que el Estado tenía en 2014
5 Diarios independientes
Dejaron de salir desde enero: La Costa y Diario La Mañana, de Falcón; Periódico de Occidente, de Portuguesa; El Carabobeño, de Carabobo, y El Mío, de Lara
167 Denuncias
Es la cifra de violaciones a la libertad de expresión, nueve más que en los primeros cinco meses de 2015
600 Medios
Maneja el gobierno según cálculos del Colegio Nacional de Periodistas. En esa cifra están incluidos los medios comunitarios
19 Periodistas
Fueron agredidos el 2 de junio pasado por las fuerzas de seguridad cuando cubrían una protesta por falta de comida
LA NACIÓN.