La salvaje persecución contra los cristianos y otras religiones
Con la Revolución bolchevique de 1917 se inició una persecución religiosa sistemática que supondría, a lo largo de la historia de la URSS, el asesinato de entre 12 y 20 millones de cristianos. En 1914 la Iglesia ortodoxa rusa tenía 55.173 iglesias, 29.593 capillas, 550 monasterios y 475 conventos: los comunistas clausuraron y destruyeron la amplia mayoría de ellos. Algo parecido ocurrió con las 5.000 sinagogas judías y las 25.000 mezquitas musulmanas que había en territorio ruso en 1917. Antes de la Revolución también había 112.629 sacerdotes y diáconos y 95.259 monjes y monjas de la Iglesia ortodoxa. Los comunistas desataron contra ellos una brutal persecución. Según Yakovlev, unos 3.000 sacerdotes, religiosos y monjas fueron asesinados ya sólo en 1918 con métodos tan brutales como los antes citados. Muchos laicos fueron acosados, torturados, detenidos y asesinados. El historiador Dimitry V. Pospielovsky dio cuenta de la brutalidad de los rojos contra los sacerdotes con casos como los siguientes: —Stalin y Lenin se pegan en la famosa Plaza Roja de Moscú—
Un sacerdote de 80 años llamado Amvrosi fue brutalmente golpeado a culatazos antes de ser asesinado.
Otro sacerdote llamado Dimitri fue llevado a un cementerio y desnudado, y cuando trataba de santiguarse antes de ser asesinado, un bolchevique le cortó el brazo derecho.
Otro viejo sacerdote que intentaba detener la ejecución de un campesino fue golpeado, asesinado y desmembrado a sablazos por los bolcheviques. Esta forma de deshacerse de los cadáveres no fue un caso aislado entre los crímenes bolcheviques contra el clero ortodoxo.
En el Monasterio de San Salvador los rojos mataron al abad, de 75 años, escalfándole y decapitándole.
A Hermógenes, Arzobispo de Tobolsk y Siberia, le ataron piedras a la cabeza y le arrojaron al río Tura, donde murió ahogado.
En Voronezh a siete monjas las mataron hirviéndolas en un caldero de alquitrán.
En Pechora, un anciano sacerdote llamado Rasputin fue atado a un poste de telégrafo, tiroteado y su cadáver entregado a los perros para que lo devorasen.
En mayo de 1920 Lenin ordenó la ejecución masiva de todos los sacerdotes que fuesen contrarios al comunismo: fueron asesinados entre 14.000 y 20.000.
La represión de los granjeros kulaks
En el verano de 1918 los bolcheviques tuvieron que hacer frente a una rebelión de los kulaks, campesinos de Ucrania y del Cáucaso que eran propietarios de sus propias tierras y que se oponían a las políticas de colectivización comunistas y a la confiscación masiva de sus producciones de grano. Lenin envió una orden escrita a los bolcheviques de Penza para que ahorcasen públicamente a por lo menos 100 renombrados kulaks, a fin de usarlos como escarmiento contra los demás, y para que tomasen rehenes para forzar a los demás a someterse a los comunistas. En otra orden Lenin fue aún más claro: “Hay que formar inmediatamente una troika dictatorial (usted mismo, Markin y otro) implantar el terror de masas, fusilar o deportar a los centenares de prostitutas que hacen beber a los soldados, a todos los antiguos oficiales, etc. No hay un minuto que perder.”
El asesinato de miles de desertores del Ejército Rojo y de sus familias
El Ejército Rojo sufrió 3 millones de deserciones en 1919 y 1920. El primer año fueron arrestados por la Cheka 500.000 desertores, y casi 800.000 el segundo. Miles de ellos fueron asesinados, y sus familias fueron tomadas a menudo como rehenes y asesinadas para chantajear a los desertores. Un reporte típico de la Cheka afirmaba lo siguiente:
“Provincia de Yaroslavl, el 23 de junio de 1919. La sublevación de desertores en el volost de Petropavlovskaya ha sido sofocada. Las familias de los desertores han sido tomadas como rehenes. Cuando empezamos a disparar a una persona de cada familia, los Verdes comenzaron a salir de los bosques y se rindieron. Treinta y cuatro desertores fueron fusilados como ejemplo.”
Entre agosto de 1920 y junio de 1921 se produjo en Tambov una gran rebelión antibolchevique con apoyo de desertores del Ejército Rojo, provocada por las masivas requisas ordenadas por los comunistas. Los rebeldes reunieron a un ejército de unos 40.000 hombres. Los bolcheviques aplastaron la rebelión. Entre las ejecuciones masivas y los internamientos en el Gulag murieron 240.000 civiles.
La brutal represión de los cosacos
Otro grupo que sufrió la brutal represión comunista fueron los cosacos, una etnia de origen turco. Muchos de sus miembros lucharon en el Ejército blanco, junto a los zaristas, en la Guerra Civil rusa. Entre 1918 y 1919 llegaron a formar una República independiente, de carácter democrático. Los bolcheviques dirigieron contra ellos una durísima represión. El historiador Michael Kort ha estimado que entre 300.000 y 500.000 cosacos fueron asesinados en 1919 y 1920, de una población de 1,5 millones.
La creación por Lenin de una red de campos de concentración: el Gulag
En abril de 1919 Lenin firmó un decreto para crear un sistema de campos de concentración que copiaba la Katorga zarista, que en 1916 contada con casi 20.000 reclusos, según cifras publicadas por Stephen G. Wheatcroft. La nueva red de campos de concentración recibió el nombre de Glávnoie upravlenie ispravítelno-trudovyj lagueréi i koloni (Dirección general de campos de trabajo). Era el nacimiento del Gulag, el mayor sistema de represión soviético. El primero de esos campos se había establecido en 1918 en Solovki, en las islas Solovetsky del Mar Negro. Nuevamente las cifras de la dictadura comunista acabaron superando con creces a las del zarismo en poco tiempo: a finales de 1920 ya había 84 campos con unos 50.000 prisioneros políticos. En octubre de 1923 ya eran 315 campos con 70.000 prisioneros. Los allí detenidos eran utilizados en trabajos forzados como mano de obra esclava. Entre la población reclusa había muy altos índices de mortalidad, debido a las durísimas condiciones de estos brutales centros de reclusión, en los que a menudo los presos morían de hambre o asesinados por sus guardianes.
Lenin animó a ejecutar en masa a huelguistas
Las huelgas también fueron sofocadas de forma sanguinaria. El 16 de marzo de 1919 la Cheka asaltó la factoría de Putilov, en la que sus trabajadores se habían declarado en huelga seis días antes, acusando al gobierno bolchevique de haberse convertido en una dictadura: 900 trabajadores fueron arrestados, y 200 ejecutados sin juicio alguno. La represión violenta, los encarcelamientos, la toma de rehenes y los asesinatos en masa fueron los métodos más usados por los bolcheviques para sofocar estas huelgas, tanto en las fábricas como en el campo. El 29 de enero de 1920, ante las huelgas de los trabajadores de la región de los Urales, Lenin envió un telegrama a Vladimir Smirnov animando a utilizar el asesinato en masa contra los huelguistas: “Me sorprende que usted tome el asunto con tanta ligereza y no ejecute inmediatamente un gran número de huelguistas por el delito de sabotaje.” Incluso se recurrió a estos métodos para sofocar las protestas de trabajadores al ser obligados a trabajar en domingo, como ocurrió en Tula, un malestar que los bolcheviques atribuían, sin más, a una “conspiración contrarrevolucionaria forjada por espías polacos”. Se estima que cientos de miles de trabajadores y campesinos rebeldes fueron ejecutados entre 1918 y 1922. —Derriban una estatua de Vladimir Lenin en Kiev (Ucrania)—
La ejecución en masa de prisioneros de guerra
A finales de 1920 el propio Lenin dio su aprobación para el asesinato en masa de 50.000 prisioneros “blancos” y civiles en Crimea, a tiros o por ahorcamiento, en una de las mayores masacres de la Guerra Civil Rusa. Las víctimas de este crimen se habían entregado, según relata Robert Gellately, tras la promesa bolchevique de que habría una amnistía para ellos si se rendían. —Pablo Iglesias: “Tenemos que estar preparados para tomar las armas”—
Lenin usó el hambre con fines políticos: de 3,8 a 6 millones de muertos
Uno de los episodios más dramáticos de la dictadura de Lenin fue la hambruna rusa de 1921 y 1922, que afectó a unos 27 millones de personas y mató a entre 3 y 5 millones y que fue provocada, en gran medida, por las requisas masivas de grano ordenadas por los bolcheviques, la denominada Prodrazvyorstka (copiada y ampliada por los comunistas, como otras cosas, de la Razvyorstka, la requisa de grano zarista en la Primera Guerra Mundial). El grano requisado se usaba a menudo para exportación. Este exterminio mediante el hambre no fue algo accidental o que la dictadura bolchevique tratase de evitar: se hizo de forma intencionada e incluso se buscó con ella un fin antirreligioso, como escribía Lenin en una carta al Politburó el 19 de marzo de 1922: —Pablo Iglesias: “El derecho a portar armas es la base de la democracia”—
“Con tanta gente hambrienta que se alimenta de carne humana, con los caminos congestionados de centenares y de millares de cadáveres, ahora y solamente ahora podemos (y en consecuencia debemos) confiscar los bienes de la Iglesia con una energía feroz y despiadada. (…) Todo indica que no alcanzaremos nuestro objetivo en otro momento, porque solamente la desesperación generada por el hambre puede acarrear una actitud benévola, o al menos neutra, de las masas [hacia] nosotros.” —Pablo Iglesias (Podemos) borracho cantando la Internacional— (Video)
Este uso de las hambrunas como método para conseguir objetivos políticos ya lo había adelantado Lenin en 1891, cuando se negó a colaborar con una campaña de ayuda a los hambrientos de la ciudad de Samara. Según Lenin el hambre tiene “numerosas consecuencias positivas”, pues “destruye no solamente la fe en el Zar, también en Dios”.
Bolcheviques requisando grano a campesinos, en una obra del pintor lituano Ivan Vladimirov (1869-1947). Estas requisas provocaban un gran descontento y fueron, en gran medida, causantes de la letal hambruna de 1921 y 1922.
La hambruna rusa no fue la única en el territorio de la URSS durante la dictadura de Lenin. Hambrunas similares las sufrieron los kazajos (1919–1922, con 400.000 muertos) y los tártaros (1921-1922, entre 400.000 y 600.000 muertos), todos ellos bajo dominio soviético. Sumando estas cifras a las de la hambruna rusa, tenemos entre 3,8 millones y 6 millones de muertos a causa del hambre, una situación provocada -insisto- por el propio régimen comunista.
Las hambrunas y las pésimas condiciones de vida dieron lugar a rebeliones en la URSS, hoy poco recordadas por la mayor parte del mundo. Una de las más significativas, además de la ya citada de Tambov, fue la de Kronstadt en marzo de 1921, cuando civiles, soldados y marinos de la flota soviética de Báltico se alzaron contra los bolcheviques. El Ejército Rojo sofocó la rebelión ejecutando a miles de personas. Y a día de hoy, tipos como el diputado comunista Alberto Garzón aún se atreven a ensalzar a esa dictadura criminal diciendo que representaba “Paz, Pan y Tierra”.
Esta es la primera entrega de este reportaje: Los horrendos crímenes del primer dictador comunista: Las víctimas del leninismo (Primera Parte)
Vía Nuevo Acción