No dejan de resultar patéticos estos seudorrevolucionarios que nos dejó Chávez, para los cuales, es como una lección de mecánica cuántica comprender que la dictadura marxista resulta intolerable para cualquier sociedad del siglo XXI, e imponérsela, es ahogarla en un baño de sangre, tan inútil, como criminal.
Tal sucedió en la Unión Soviética, China Comunista, Vietnam, Cuba y Corea del Norte, que, a la postre, serían explosionados los tres primeros por sus propios pueblos, y los dos últimos sobrevivirían, pero por la piedad o caridad públicas.
Y eso que durante casi todo el siglo XX, las condiciones de opresión social y su traducción en dos pavorosas guerras mundiales, le dio el beneficio de la duda a un experimento que, decía, traía la fórmula para construir el tan esperado reino de Dios en la tierra, que ya había prometido el cristianismo.
La reingeniería, por el contrario, se tradujo en el fiasco político, social y económico más costoso que conoce la historia, con sus feroces dictaduras que retrocedieron los países al absolutismo monarquico y gigantescas violaciones de los derechos humanos cuyos perpetradores hicieron quedar pálidos a Tamerlán, Torquemada, Robespierre y Leopoldo I de Bélgica.
De ahí que barridos de la faz de la tierra la mayoría de “los socialismos”, la comunidad internacional se reprogramó jurídica y constitucionalmente para no tolerarlos y las sociedades se democratizaron al grado de hacerlos imposibles.
No pasó así en Venezuela, país que lleva 16 años tratando de hacerles entender a los socialistas que su tiempo ya pasó, que de trata de un parto contranatura y, que, sin llegar a cruzar la delgada línea roja, debería implementarse un diálogo que busque una solución que convenga a todos.
No lo han comprendido así Maduro y sus conmilitones, quienes día a día dan muestras que nacieron para realizar lo imposible, que en este caso, es restaurar un sistema político y económico que hasta la misma Cuba está dejando para hacerse capitalista y democrática.
Cuestión de locos, a los cuales costará resolver un día si se llevarán a la cárcel o al manicomio.