Frías, muy frías, -y casi a punta de congelamiento- las relaciones entre los gobiernos del recién electo presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el del venezolano, Nicolás Maduro. Las causas se originan en la poca atención que le está prestando Maduro a la cancelación de la deuda que por 300 millones de dólares acumula con productores colombianos. La reacción de los neogranadinos ha sido no seguir exportando alimentos y manufacturas al “hermano país”, y la de Maduro, no continuar aumentado una deuda que no puede pagar, mientras el contrabando fronterizo, de lado y lado, sustituye al “comercio formal”.