La apertura por un día de los principales pasos fronterizos y especialmente del que conecta a través del puente Simón Bolívar la localidad venezolana de San Antonio con la colombiana de Cúcuta, convocó a miles de venezolanos deseosos de conseguir arroz, azúcar, aceite, harina, pasta, mantequilla, lentejas, frijoles, detergente, papel higiénico u otros productos de aseo personal y medicinas.
Según reseñaron, la apertura fronteriza permitió además ahorrarse las «vacunas» que, según algunas denuncias, ciertos funcionarios cobran por cruzar al país vecino a través de las trochas o senderos entre el río por los que se atraviesa ilegalmente.
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Diario Las Américas