Por todas partes de oye la queja de los consorcios que con el respaldo de gobiernos extranjeros se acercaron a hacer negocios con la otrora super rica revolución chavista. Entre otros, están los chinos y brasileños, comprometidos en obras hidroeléctricas y de infraestructura que, o no se iniciaron o, si se iniciaron, quedaron a medio construir. La represa Uribante-Caparo sería el emblema de estos atrasos, pues hace tiempo no se le cancelan las deudas a Odebrecht, la brasileña responsable de su construcción; e importadoras de alimentos de Argentina y Uruguay también penan por sus pagos.