A juicio de Moisés Naím, intelectual venezolano, columnista, autor de El Fin del Poder e investigador del Carnegie Endowment for International Peace en Washington, en Sudamérica existe una “fatiga de los votantes con los regímenes que los han gobernado por una década o más”, según dijo a La Tercera.
A la luz de las recientes derrotas electorales de la izquierda en países como Argentina, Venezuela y Bolivia y la compleja situación política en Brasil y Ecuador, ¿se puede hablar de un retroceso del sector en la región?
No hay duda de que los resultados de las elecciones en Argentina, Venezuela y, ahora, Bolivia se deben a la fatiga de los votantes con los regímenes que los han gobernado por una década o más. Pero estos resultados son más un rechazo al continuismo que al populismo. Si estos regímenes hubieran contado con los masivos recursos económicos con los que contaron durante la bonanza y así poder seguir financiando sus programas más populistas algunos de ellos quizás hubieran podido seguir ganando elecciones.
Ya que usted toca el tema, algunos analistas también insisten en la idea del fin del populismo. ¿Cuál es su opinión al respecto?
El populismo nunca se va acabar ni en América Latina ni en el mundo. El populismo es de derecha y de izquierda, de los políticos ambientalistas y de quienes niegan el cambio climático, de los proteccionistas y de quienes promueven la apertura económica. Se encuentra entre los políticos más religiosos y entre líderes laicos. Mientras haya gente que demande oír promesas que les hagan sentir bien, habrá políticos que les dirán lo que quieren oír, aún a sabiendas de que lo que están prometiendo no lo van a poder cumplir. O que -en caso de cumplirlo- harán más daño que bien. En un mundo de cambios tan acelerados, de nuevas amenazas difíciles de entender, y lleno de incertidumbres, quienes prometen seguridad y certezas, den garantías y alivien ansiedades tendrán apoyo popular. Donald Trump es el mejor ejemplo de esto.
¿Y cómo afecta el fin de la bonanza de precios de las materias primas al populismo de izquierda en la región?
El problema con el populismo de izquierda que existió en América Latina en lo que va del siglo XXI es que fue “turbo-cargado” y exagerado por la bonanza económica que vivió la región. Populismo hubo siempre, pero el populismo con tanto dinero y tanta concentración de poder ha sido menos común. La bonanza se acabó y con ello también se acabó la posibilidad de financiar el hiperpopulismo que se vivió en Venezuela o Argentina y en cierta medida en Brasil.
A su juicio, ¿el populismo es el principal problema que afecta a América Latina?
En América Latina un problema mucho más grave que el populismo es el continuismo del gobierno. Es la reelección presidencial, son los regímenes que intentan cambiar la Constitución para concentrar poder y perpetuarse.