Debería entender la oposición venezolana de una vez por todas – sobre todo la que está representada en la MUD- que prestarse a las estafas trucadas y distraccionistas del diálogo Maduro es contribuir a la agonía del pueblo de Venezuela.
La imagen del diputado, Julio Borges, golpeado esta mañana a las puertas del CNE cuando participaba en una manifestación pacífica para exigir la validación de las firmas del Revocatorio, es un grito que dice más que mil palabras y, que, estoy seguro, terminará de convencer a los bienpensantes -que tanto abundan, que en el mundo- que en Venezuela hay una dictadura comunistas y su lenguaje es el de la violencia y la represión.
Agredido por hordas de civiles armados, de los que llaman Colectivos, permisadas por el criminal seudogeneral, Zavarce, que pasa ahora a ocupar un sitial privilegado en la historia de la infamia nacional.
Toca, entonces, ahora a la MUD, admitir la presencia del rostro inmundo y cruel de la dictadura y de cómo enfrentarla y destruirla pasa por denunciarla y derrotarla con las armas de la constitución que no son otras que la del Referendo Revocatorio.