Lo anunció Maduro como dando un parte de guerra: “Puesto que la oposición ha tomado las redes sociales para crear la matriz de opinión de que somos una dictadura comunista que mata al pueblo de hambre, entonces nosotros contraataqueremos desde las mismas redes, diciendo que aquí hay una democracia plena y hay comida hasta pa´botar”.
En otras palabras que, lo mismo que dice el exlíder autobusero en sus discursos, los ministros y diputados oficialistas noche y día, y los conductores de programas de radio y televisión del régimen que, como repitiendo un cassette, trasmiten siempre las mismas palabras, las mismas ideas y hasta los mismo gestos.
El guión, entonces, deviene facíl, pues, de tanto ser el mismo, puede apostarse que ya está tatuado en la voz, el cerebro y ADN de los socialistas y revolucionarios. Es la escuela castrochavista.
El de los últimos dos días cruje así: “La Carta Democrática no fue activada”, “La Asamblea Nacional debe desaparecer y le quedan días”, “Henry Ramos terminará en la cárcel”, y “Almagro fue derrotado y pronto saldrá de la OEA”. Pronunciamientos desesperados producto del saberse que muy pronto estarán fuera.
Pero existen variantes y las de Diosdado Cabello en su programa “Con el mazo dando”, cambian para peor: “Prepárense, agentes de la derecha, la guerra viene y muy pronto y ya sabrán de lo que es capaz el comandante eterno, aun desde el más allá”. O: ”Esta guerra es sin cuartel y los traidores sabrán lo que es desafiar la revolución”. O: “No dormimos con un ojo abierto y otro cerrado, sino con los dos ojos abiertos, para liquidar al enemigo rápido y de una vez por todas”.
En definitiva, que lenguaje del terror, del pánico y del miedo que ya no asusta a nadie y que no tendrá cabida en las redes porque contraviene las normas más elementales de la pluralidad, la tolerancia y la convivencia. Desde aquí los esperamos: haremos caso omiso a sus mentiras y serán “bloqueados” tan pronto aparezcan, porque nosotros somos seres, libres y demócratas que queremos vivir en paz.