Tanto negarlo Maduro, y Aristóbulo y Diosdado y la cancillera y en cuestión de minutos el mundo corroboró lo que la oposición llevaba un año denunciando: en Venezuela existe una crisis humanitaria y su peor cara es el hambre y la falta de medicinas que ya empezó a matar venezolanos.
Para paliarla, 35 mil venezolanos se lanzaron ayer, desesperados -y a riesgo de cualquier tropelía del régimen-, a cruzar la línea fronteriza que separa a San Antonio de Cúcuta y a recorrer la ciudad capital del Norte de Santander comprando los productos básicos y las medicinas que necesitan para su sobrevivencia.
Tal y como hicieron las 500 mujeres venezolanas, que valientemente desafiaron al régimen y cruzaron la frontera el 5 de Julio, ayer el pueblo venezolano, otra vez, demostró que no hay muros, paredes, ni cierres que puedan atajarlo, y que, tal como derroto a Maduro el 6D, y lo derrotó ayer en la frontera, también culminará la épica de este 2016 desalojándolo de Miraflores con el Referendo Revocatorio.
De modo que, la estrella de la democracia y la libertad siguen intensificando su luz para enceguecer a los enemigos de Venezuela y abrirles el camino a los luchadores que durante 17 años no dudaron que este momento iba a llegar.