Desde antes de abril, cuando se realizó el Firmazo, ya Henrique Capriles había decidido que era el Referendo Revocatorio la vía más rápida, contundente y eficaz para poner fin a la dictadura de Maduro.
Y esgrimió tres razones de fulminante sencillez: primero, era inobjetablemente un mandato constitucional; segundo, activaba la participación electoral, escenario donde la oposición le ganó una batalla muy estratégica como la del 6D, al chavismo; y tercero, sus mecanismos eran ya conocidos por la mayoría de los inscritos en el patrón electoral que, habían participado u oído hablar, del Referendo Revocatorio celebrado en agosto del 2004.
Afortunadamente, después de discusiones en la Mud sobre las opciones, se concluyó que justamente, era el Revocatorio el mecanismo adecuado para salir de la dictadura y se empezó la gesta que acorrala al madurismo de manera fatal e implacable y lo tiene, literalmente, al borde de la locura.
En ella, es inexcusable no admitir que Henrique Capriles ha jugado un papel de primer orden, si bien siempre ha dejado claro que, no se trata del trabajo de un líder, sino de varios líderes, de muchos partidos y no de pocos, y sobre todo que sin la inspiración, participación, coraje y protagonismo de los ciudadanos no es posible la recuperación de la democracia.
Es por ello que todos los ciudadanos de bien, debemos mantenernos unidos, y apoyar las iniciativas que nos ayuden continuar afectando el cambio que tanto necesita nuestro país, siendo firmes y combativos.
Realiza ahora el excandidato presidencial y gobernador de Miranda una cruzada nacional por el Revocatorio, y es indudable que la gira que hizo en los últimos dos días por el estados Sucre y Monagas en el oriente del país, demuestra que Venezuela está con el Referendo Revocatorio, que lo ve como la herramienta más eficaz para salir de Maduro y que, en ese convencimiento, el rol de Henrique Capriles, deja una marca imborrable.