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No causó mucha sorpresa en los medios financieros que, mientras el presidente Maduro le declaraba la guerra por enésima vez al Imperio, en Wall Street, autoridades monetarias venezolanas, negociaban un canje de 1400 millones de onzas troy de oro, por 1500 millones de dólares, que servirían para correr la arruga en por lo menos seis meses de la catástrofe económica nacional.
Y es que, digan lo que digan nuestros revolucionarios de fin de semana en la UCV (“marxismo de la plaza Las Tres Gracias” también lo llaman), los auténticos problemas del país tienen que ver con el feroz desabastecimiento de alimentos y medicinas, la inflación del 150 por ciento anual, el dólar paralelo de 250 bolívares, la inseguridad que sigue asesinando un promedio de 200 venezolanos por semana, y poco o nada que ver, con las sanciones que el gobierno norteamericano decidió aplicar a 56 funcionarios incursos en violaciones de los derechos humanos.
Y los recursos para paliar esos problemas -incluso para pagar la nómina gubernamental hasta el primer semestre -no están sino en Wall Street, el corazón del Imperio, donde dos bancos, Bank of América y Credit Suisse, piensan hacer un buen negocio recibiendo el oro y colocándolo con buenos intereses, hasta que se les cancele el crédito.
Es lo que se conoce en finanzas como una operación “sawp”, que es un intercambio de mineral por efectivo y por un plazo a 4 años.
En otras palabras: que mientras Maduro discursea y discursea, promete movilizar la FAN y la reserva para dirigirlas a la guerra, la que pregunta que reluce es: ¿Y con que irá pagar tamaño esfuerzo sino no tiene recursos para resolver la crisis de desabastecimiento, combatir la inflación y pagar la nómina de la burocracia en los meses que restan del primer semestre?
Pero así son las revoluciones y los revolucionarios de todos los tiempos y países: mucha palabrería y se olvidan de 15 y último.
Sobre todo, los revolucionarios de fin de semana en la UCV o de marxismo de la plaza “Las Tres Gracias”.
Por Manuel Malaver / @MMalaverM