El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue condenado el miércoles a nueve años y medio de cárcel por cargos de corrupción y lavado de dinero en el primero de cinco procesos que enfrenta, vinculados a una trama de sobornos. Un fallo que podrá recurrir en libertad pero que amenaza su eventual candidatura a las elecciones de 2018.
Los abogados del exmandatario (2003-2010) anunciaron de inmediato que apelarán la sentencia «en todas las cortes imparciales, incluyendo las Naciones Unidas».
La condena contra el líder de la izquierda vuelve a sacudir a la mayor economía latinoamericana, sumida en una grave crisis que tiene al borde del abismo al actual mandatario, el conservador Michel Temer, también acusado de corrupción en una causa separada.
Lula fue hallado culpable de recibir un apartamento tríplex en el balneario de Guarujá (Sao Paulo), ofrecido por la constructora OAS a cambio de su influencia para obtener contratos en Petrobras. El caso se inscribe en la Operación Lava Jato que reveló multimillonarios desvíos de fondos de la petrolera estatal hacia todo el arco político.
«Entre los delitos de corrupción y lavado hay concurso material, motivo por el cual las penas sumadas llegan a nueve años y seis meses de reclusión», determinó el juez Sergio Moro, de Curitiba (sur), a cargo de esas investigaciones en la primera instancia.
Lula, de 71 años, «podrá presentar su apelación en libertad», determinó Moro.
«Considerando que la prisión cautelar de un expresidente de la República no deja de implicar ciertos traumas, la prudencia recomienda aguardar el fallo de la Corte de Apelación antes de extraer las consecuencias propias de la condena», explicó.
Con información AFP y Reuters