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Ya los billetes no valen nada
El éxito pregonado de las recientes elecciones primarias del PSUV para escoger una parte de sus candidatos a los comicios parlamentarios del próximo 6 de diciembre, no logra sosegar las preocupaciones, ni acallar las voces que, por ahora, dentro de las instancias respectivas, acusan al Gobierno de paralizar la economía y forzar un clima recesivo, que profundiza el descontento.
La línea fundamental es esperar lo que pasará en esas elecciones, y si se abre la posibilidad de convocar un referendo revocatorio del presidente Nicolás Maduro en 2016. Si la oposición triunfa, habrá un curso. Si el Gobierno logra una mayoría, así sea precaria, en el próximo parlamento, se consolidará el modelo socialista.
Fuentes políticas vinculadas al oficialismo reconocen que el Ejecutivo carece de políticas eficientes para “derrotar la guerra económica”, y que, a menos que aumenten los precios petroleros, no habrá posibilidades de hacer una reforma cambiaria que reduzca, al menos, las trabas presentes en el mercado cambiario.
Estas fuentes señalan que existe el temor de que no haya posibilidad de recuperación en 2016. Este año ya se da como perdido, pero -dicen- hay que trabajar en función de promover una mejora real de las condiciones económicas. Este es el reto fundamental, según entiende una buena parte del liderazgo chavista.
A lo interno del Ejecutivo, hay ministros presionando por una suerte de tregua con las empresas privadas y por medidas que contribuyan a generar un mejor clima para la inversión; pero estas presiones son más fuertes desde la periferia. Las quejas son constantes cada vez que se visita alguna colectividad, incluso si se trata de estructuras partidistas propias de la revolución, indican los informantes.
Esta ausencia de decisiones -señalan- hace más difícil una campaña electoral más eficiente.
“La imagen del comandante Chávez todavía es muy poderosa como elemento de cohesión; pero las colas en los automercados y la escasez cada día más amplia de bienes, junto con los precios especulativos de muchos productos, derivados de la crisis productiva, están generando un descontento creciente”, dice el sociólogo Carlos Rivera.
Las encuestas apuntan hacia una posible ola de voto castigo contra la gestión del presidente Maduro, y las fuentes políticas consultadas señalan que ese fenómeno se debe enfrentar con medidas económicas inmediatas, que contribuyan con un nuevo marco de crecimiento económico y de combate efectivo de la inflación.
Mientras tanto, qué ofrece el Gobierno. El presidente Nicolás Maduro ordenó la elaboración de un nuevo plan de reactivación productiva que, según trascendió, plantea estímulos limitados a la producción, comenzando por una anunciada reforma de la Ley de Precios Justos, donde se podría flexibilizar el establecimiento de márgenes de rentabilidad; pero, un sector del Gobierno plantea que lo mejor es profundizar los mecanismos de coerción.
El “pulseo” es una constante en el seno del Gobierno y el presidente Maduro parece no tener la capacidad de orientar la dirección de su Gobierno en un sentido concreto y definido.
El Ejecutivo ha convocado nuevamente a los empresarios para dialogar. Esta vez “sin exclusiones”; sin embargo, la opinión consensual en los gremios empresariales es que esta invitación parece un evento de la campaña electoral, un nuevo ardid para tratar de bajar la tensión en un momento complejo.
Las presiones internacionales están surtiendo efecto, así como la movilización política de ciertos grupos opositores. “Maduro cree que tiene tiempo político, todavía. Pero puede estar equivocado. El chavismo necesita herramientas nuevas de acción política, las que tiene ya están muy vistas”, apunta Rivera.
El costo de la parálisis decisoria está siendo muy elevado y puede ser aún más grande en el futuro. Técnicos del Banco Central de Venezuela advirtieron que no se puede proyectar una recuperación de cara al segundo semestre y, posiblemente, la recesión se prolongue por un semestre más en 2016, si no hay una recuperación suficiente de los precios petroleros.
¿Y la inflación? Aparentemente, el BCV carece de los mecanismos para actuar. Sin cambios, la inflación de tres dígitos se prolongará más allá de 2015.
Por: Armando J. Pernía
* Periodista de Economía y Finanzas. Gerente Editorial de la revista GERENTE.