La calidad de vida del venezolano se ha visto disminuida por la grave crisis que ha traído como consecuencia el modelo económico de la revolución. Actualmente, no solo se trata del colapso del sistema económico o los altos índices de inseguridad y muertes violentas que han logrado escalar cifras incluso más altas que las de países en plena guerra, sino que ese declive se ha trasladado también al sector eléctrico el cual ha afectado directamente los hogares venezolanos obligándolos a racionar el servicio.
Hablar de las consecuencias que tiene para el venezolano una política de racionamiento y ahorro energético es quedarse cortos, porque no solo se trata de la disminución de la calidad de vida, sino de labores mucho más importantes que permitirían contribuir al mejoramiento de nuestra economía (producción y manufactura de bienes y la prestación de servicios).
El drama crece cuando la crisis eléctrica tiene rostros y se conocen sus historias, como el caso del trasplante de hígado que no tuvo éxito gracias a una falla eléctrica o las personas que mueren a diario en las emergencias de los centros de salud del país porque no solo tienen que lidiar con la escasez de medicamentos sino que también la falta de electricidad compromete el servicio.
El gobierno busca responsables
Mientras el colapso es inminente, el gobierno busca responsables y los encuentra culpando al fenómeno El Niño y al exceso de demanda de los venezolanos (pues a su juicio, el poder adquisitivo de los ciudadanos es mayor en revolución, lo que hace que la demanda aumente considerablemente), no pudiendo más que rezar para que llueva y el nivel del caudal del Guri aumente, hace un llamado a los ciudadanos a usar de manera racional el servicio, en palabras del diputado a la Asamblea Nacional (AN) y exministro de Petróleo y Minería, Asdrúbal Chávez “Los ciudadanos deben estar más conscientes en el modo que usan la energía. Por ejemplo, apagar el aire acondicionado cuando no es necesario es uno de los grandes ahorros”, mientras que en el mismo orden de ideas Nicolás Maduro hace un llamado a «disminuir el uso de la secadora eléctrica o usarla sólo en momentos especiales».
El racionamiento eléctrico no solo es una medida aplicada en los hogares venezolanos, que inició de 4 a 6 horas diarias y que afecta en mayor número a los estados del interior del país, sino que el gobierno venezolano obligó a los centros comerciales a unirse al racionamiento y generar su propia energía a través de plantas de combustible. Desde el 10 de febrero realizan cortes que van de una a tres de la tarde y de siete a nueve de la noche. Sin embargo, el pasado 7 de abril, Maduro ordenó extender a nueve horas el racionamiento.
Decretos de días no laborables
Entre las medidas que tomó el gobierno de Maduro para enfrentar la crisis eléctrica fue decretar los viernes como días no laborables en el sector público durante dos meses, en el país dicho sector cuenta con más de 2 millones de trabajadores, la medida finaliza el 6 de junio.
Según Maduro, esta medida ayudará a regular el consumo eléctrico, pues sumado a que previamente los trabajadores públicos laboraban en horario reducido hasta la una pm, esto supone un importante ahorro, sin embargo Eduardo Páez Pumar, representante de la Comisión de Electricidad del Colegio de Ingenieros de Venezuela, piensa que el impacto de la medida es relativa porque aunque estamos en una época muy caliente del año “si la gente no está en el trabajo pues estará en su casa, en lugares públicos, lo lógico es pensar que habrá un consumo sustitutivo, por lo que no queda claro la magnitud del ahorro”.
El cambio del huso horario
Luego del decretar los viernes como días no laborales, se anunció la modificación del huso horario como parte de la estrategia para el ahorro “Voy a modificar el huso horario de Venezuela (-4H30 GMT) a partir del primero de mayo para sumar en el ahorro eléctrico del país», dijo Maduro durante una alocución en Caracas. Según la opinión de distintos expertos la medida parece estar cargada de improvisación y no surte un efecto importante en el nivel del Guri, pues al día solo se ahorrará un centímetro, lo que equivale a 300 megavatios (MW), mientras que demanda diaria del mes pasado estuvo situada en 15 mil MW.
Para el ingeniero y exministro de energía, Víctor Poleo, “es una cantidad que poco ayuda a resolver el problema, porque se trata de una decisión que no se tomó en su justo momento”.
Más días sin trabajar
Durante el evento donde se anunció el cambio de huso horario, el mandatario también declaró el lunes 18 de abril como día no laboral en las entidades públicas, lo que serviría de puente por el feriado del 19 de abril, por lo que las oficinas públicas volverán a abrir sus puertas el miércoles 20 laborando esa semana solo dos días, pues el viernes también estarán libres.
“El lunes 18 de abril tampoco va a haber actividad educacional para poder sumar estas medidas especiales al plan de racionamiento de energía», anunció.
El Niño no es el único culpable
Lo que para el gobierno parece a simple vista ser una crisis ocasionada por el alto consumo de los venezolanos, el problema real es que Venezuela no solo consume más energía de la que genera, sino que además genera menos de la capacidad instalada, puesto que las plantas termoeléctricas no están trabajando de forma óptima.
El parque eléctrico venezolano tiene una capacidad disponible de 17.720 MW, mientras que la demanda alcanza los 18.300 MW, creando un déficit de 1.080 MW, sin embargo, la capacidad instalada en Venezuela alcanza los 34400 MW, cantidad suficiente para cubrir la demanda.
En una entrevista para el circuito Éxitos el ingeniero electricista Miguel Lara informó que “el parque térmico podría, solito, suplir la demanda”. El problema radica en que “tiene una indisponibilidad superior al 60%, cuando su disponibilidad debería ser del 85% […] Recuperar al menos un 30% en el corto plazo: eso es lo que debería hacer el ministro”.
Lo que indica que la raíz de la crisis radica solo en la disminución de la producción termoeléctrica sino en la sobreexplotación de la fuente de energía hidroeléctrica.
En lo que respecta a la energía termoeléctrica, muchas han sido las denuncias de distintos factores que han alertado sobre la inoperatividad de algunas plantas debido a la falta de mantenimiento desde el año 2010, con referencia a esto, Víctor Poleo, ex viceministro de Energía, advierte que el déficit de la capacidad disponible se produce desde 2007. Ya en 2014 había 11.000 megavatios termoeléctricos indisponibles, una cantidad que representa casi la mitad de la capacidad termoeléctrica instalada. “La indisponibilidad de capacidad termoeléctrica es explicable por carencias de combustibles (carencias de gas y diesel obligan sus importaciones a precios internacionales: otra fuente de gastos), ausencia de políticas de mantenimiento y reemplazo, sobreutilización de turbinas, dificultades en adquisición de repuestos y un equipamiento inútil”.
Ejemplo de esto es Planta Centro, la cual representa la planta térmica más grande de Latinoamérica no produce un solo megavatio y esto ha sido denunciado en numerosas oportunidades.
Juan González secretario del sindicato de Corpoelec en el estado Aragua indicó “Desde diciembre del año pasado Planta Centro no está produciendo ni siquiera un kilovatio. Si tuviéramos las plantas termoeléctricas en funcionamiento, tengan la plena seguridad de que el pueblo venezolano no estaría sufriendo los racionamientos que padece”.
A esto se le suman las denuncias del sobre-equipamiento térmico que se realizó entre 2007 y 2014 en la que el Estado venezolano desembolsilló más de 14 millones de dólares que no se tradujeron en generación de energía y que según una investigación periodística realizada por Cesar Batiz, la inversión ha estado ligada a hechos de corrupción que se traducen en sobrefacturación y compra de plantas y equipos dañados.
¿Se apagará Venezuela?
Entre la incertidumbre de saber si el gobierno asumirá o no la responsabilidad de adoptar medidas realmente efectivas para enfrentar la crisis, se encuentra los hechos, un Motta Domínguez advirtiendo que “de no tomar las medidas y correctivos necesarios, en el mes de abril se podría experimentar el colapso eléctrico del país” y expertos ingenieros eléctricos indicando que las acciones del gobierno resultan insuficientes.
Las lluvias difícilmente atenuaran los efectos de esta crisis pues no es solo un problema de sequía, de acuerdo con expertos, la recuperación del sistema eléctrico venezolano requiere unos 3mil millones de dólares en inversión en los próximos años, lo que representa la tercera parte de lo estimado en el Plan de Desarrollo Eléctrico con el que cuenta el Gobierno, por tanto, evitar un apagón nacional depende solo de voluntad política para resolver el conflicto.