Ayer fue otro día de rebelión en Caracas, uno en el cual el “Bravo Pueblo” le gritó al mundo que está dispuesto a arriesgar la vida y la libertad para que la dictadura de Maduro no continúe intentando doblegar por el hambre y la represión a los venezolanos.
La Avenida Urdaneta, en el centro de la ciudad, y la que la empalma, las Fuerzas Armadas, y más al norte, la parroquia Calendaria, fueron los escenarios de las fuertes y multitudinarias protestas que solo portaban como arma un grito desesperado que está hoy en la boca de 30 millones de venezolanos: “Tenemos hambre”.
En días anteriores ya había sacudido a Guatire, Guarenas y Petare, en lo que era el inicio de una jornada que, como nunca, rebotó en los sitios históricos de donde surgió la Independencia. Y, tratando de contenerlos, la más oprobiosa de las policías de Maduro, la GNB que, conjuntamente, con unos “Colectivos” hirieron manifestantes, atropellaron periodistas y les rompieron los equipos, tratando, inútilmente, de que las imágenes de la represión no volaran por el mundo. Pero fue inútil. El sol no se tapa con un solo dedo.
Pero en Caracas, y otras ciudades del país, eran la señal de que la hora de la rebelión y la resistencia habían llegado y sin que sea posible que las bandas armadas, disfrazadas de militares o de civil, puedan hacer nada contra un pueblo que decidió buscar su propio camino: de rebelión. Abajo Cadenas! El Bravo Pueblo de Venezuela ha despertado!
“Tenemos hambre”.
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