Si, como ha confirmado el Secretario Ejecutivo de la MUD, Chúo Torrealba, y vienen noticiando medios oficialistas, nacionales y extranjeros desde anoche, hubo una reunión en La Romana, República Dominicana, donde estuvieron presentes representantes de la MUD, entonces, “hay una propensión al diálogo entre las partes” y la política nacional podría tomar otro rumbo.
En este orden, es irrelevante sí los representantes del régimen fueron los expresidentes, Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos, o altos funcionarios gubernamentales, lo que está claro que los primeros no son “terceros imparciales”, sino “dialogantes” plenamente identificados con Chávez en su tiempo y ahora con su sucesor, Maduro.
Por eso, no nos explicamos porque la MUD no informó al país que se llevaría a cabo una reunión con representantes del gobierno o con quien fuera, ya que era importante la participación del país especialmente en estos momentos de tensión y donde todo se presta a confusión y malas interpretaciones.
En cuanto al gobierno, también puede decirse que está corriendo sus riesgos, pues si la MUD se planta en no avanzar en ningún diálogo que no empiece aceptando el Revocatorio, entonces a Maduro no le quedarían sino dos caminos: o exponerse a una derrota catastrófica o asumir la dictadura con más rigor que el que ya tiene:
Pero más allá de los resultados, La Romana, también tiene otra lectura: el régimen no es tan fuerte ni cohesionado como quieren hacer creer Maduro, Cabello y Padrino López, y la oposición tampoco lo es, por cuanto, duda de imponer el Revocatorio desde la calle.
Entonces, “la salida” es la negociación de concesiones mutuas y para ello nada más adecuado que el diálogo, cualquier diálogo.