A 48 horas de conocerse los contactos “por separado” que realizó la Unasur en Punta Cana con representantes del régimen y la oposición con miras a explorar el inicio del diálogo, podemos proceder a hacer un primer análisis de los resultados de Punta Cana.
Y desde luego, nada permite al régimen de Maduro escapar de un análisis, en el cual, quedo evidenciado que ya no tiene el viento a su favor, y queda al arbitrio de que las tenazas de la “Carta Democrática” y el “Referendo Revocatorio” terminen asfixiándolo y sacando del poder.
Por eso, aceptar Punta Cana para el régimen, y, lo que es más, la propaganda sesgada del evento que filtraron con toda la maligna intención, no apunta a otro objetivo del régimen que decirle a los cancilleres de la OEA “que si hay diálogo, aguántense ahí que estamos conversando” y tratar de dividir la cohesión opositora. Eso es a lo que se refiere a lo internacional porque en lo nacional la Mud ha sido muy enfática que bajo ninguna circunstancia es negociable el revocatorio y las conversaciones no van desactivar los pasos para la aplicación de la Carta Democrática.
En otras palabras que, en un primer análisis, Punta Cana no hace sino revelar la extrema debilidad que vive el régimen de Maduro y ahora le toca a la oposición decidir sí las aprovecha o no.