Leopoldo López Gil
Pdvsa vive con angustia los venideros vencimientos de sus bonos y para hacer frente a esas obligaciones deja de pagar a proveedores y contratistas generando quiebras y desempleo internamente. El equivocado camino de la revolución ha conducido a la empresa que fue orgullo de los venezolanos en la privatizadora soterrada y engañosa que hipoteca hasta las joyas de nuestra corona.
Escribió Salvador de Madariaga, en sus ensayos sobre el Quijote, que la peor prisión era la pobreza porque acaba la imaginación y la esperanza. De ser así, nuestro pueblo es víctima de ese Leviatán que traicionó la Constitución.
Invocar al bien común para justificar el abuso de los derechos previstos en nuestras leyes y tratados internacionales, es inaceptable.
Cuando oteamos el futuro podemos, a pesar de no poder predecirlo, imaginar que nos depara mayores problemas de los vividos hasta la fecha. Sabemos que la crisis actual generará mayores y más complejos problemas.
La secuela de lo que se sembró con la semilla de la corrupción en el surco del futuro de la nación será difícil de erradicar. Para quienes deseamos respeto a la libertad y la justicia será una confrontación que demandará valentía, constancia y unidad para lograr la salida del Leviatán de Miraflores, monstruo que jamás debió imponerse.
Le dijo don Quijote a Sancho: “La libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros de la tierra ni del mar, por la libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida”, o dejemos que nuestra pobreza sea la justificación para entregar la libertad.