Estaba en Miami desde agosto y la semana pasada había viajado a Caracas. En la capital venezolana, Sofía Imber se vio aquejada con una neumonía en el pulmón derecho y se mantuvo hospitalizada por tres días, hasta el viernes. El domingo por la noche se alteró su frecuencia cardíaca por lo que requirió cuidados médicos y a las 4 de la madrugada del lunes falleció a los 92 años de edad, confirmó su hija Adriana Meneses.
El mundo venezolano de la información, como baluarte de crítica, y del arte, especialmente en la curaduría plástica, encontró en la hija de Naum Imber y Ana Barú a una de sus más grandes representantes, autora de artículos y reportajes para revistas, diarios nacionales e internacionales, durante más de 50 años.
Nació el 8 de mayo de 1924, en Moldavia. Vivió su infancia en Rusia y fue llevada a Venezuela en 1930, como parte de una familia que luchaba por mejores condiciones económicas. Llegó a dar clases de ruso a los 10 años de edad. Dejó tres años de medicina en la Universidad de los Andes, en Mérida, para volver a Caracas y ocuparse de su verdadero llamado: el periodismo.
Su primer esposo fue el diplomático y escritor venezolano Guillermo Meneses, con quien tuvo cuatro hijos: Sarah, Adriana, Daniela y Pedro Guillermo. Vivió en Colombia, Francia, Bélgica. Su estadía en Europa le deja una valiosa red de contactos con el mundo del arte. La Unesco le dio la Medalla Picasso en 1967. Fue la primera mujer en recibir tal reconocimiento.
Tras su divorcio, contrajo nupcias con el intelectual Carlos Rangel, con quien se ganó un espacio en la historia del periodismo televisivo venezolano, gracias al programa “Buenos Días”, que ambos condujeron, al principio junto a Reinaldo Herrera, a partir de 1969. Su temple firme se puso a prueba cuando Rangel se suicidó en 1988, y ella fue capaz de animar el programa sin interrupciones y sin lágrimas. El espacio que condujo luego pasó a llamarse “Solo con Sofía”.
Pero la Sofía periodista no opacó a la gran mujer de la cultura, y sus historias crecían en paralelo. En 1973 fundó el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, ente que dirigió por 27 años, haciéndose merecedora de que tal institución recibiera su propio nombre en 1990, cuando el entonces gobernador del Distrito Federal de Venezuela, Virgilio Ávila Vivas, decretara llamarlo Museo de Arte Contemporáneo ‘Sofía Imber’, en respaldo a su gran entrega y dedicación en pro de la difusión cultural en el país.
Fue destituida por el presidente Hugo Chávez en enero del 2001, luego de que cuestionara el antisemitismo del entonces mandatario. El nombre de esta insigne venezolana también fue retirado de la institución, para consternación de venezolanos y afamados artistas, entre ellos el colombiano Fernando Botero, quien expresó su repudio y públicamente indicó que tal hecho significaba haber expulsado a Sofía Imber de su propia casa.
“Yo soy fundadora de este museo y eso es algo que no me lo puede quitar nadie (…) No tuve otro norte ni otra preocupación en mi vida que el museo. No me separaré de él nunca”, indicó en rueda de prensa el 29 de enero del 2001, según publicó en esa oportunidad el diario ABC de España.
En años recientes Sofía Imber viajaba frecuentemente entre Caracas y Miami, explicó su hija Adriana en declaraciones a el Nuevo Herald. Sus restos reposarán en el Cementerio del Este, en Caracas.
En una reciente entrevista con el sitio RunRunes, Sofía Imber afirmó, en relación con la crisis venezolana, que lo que está viviendo el país no tiene nombre, pero sí culpables. “La crisis va para peor. Hoy tú y yo todavía podemos darnos el lujo de comer. Llegará el día en que no podremos. Y de la escasez de medicinas ni me hables. Todo eso es adrede. Parece un proyecto de exterminio”, dijo a Diego Arroyo Gil, periodista de la referida plataforma y autor de la biografía de Imber, titulada “La Señora Imber, Genio y figura”.
“Si yo llorara, lloraría el mar entero”, dijo en una cita utilizada por Arroyo Gil en sus escritos sobre Imber
León Hernández vía El Nuevo Herald