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El desarrollo de las investigaciones sobre el caso de corrupción en la empresa estatal Petrobrás de Brasil, ha tenido en los últimos días un giro dramático con la orden de prisión de los máximos ejecutivos de dos de las más grandes empresas de ese país.
Se trata de las empresas Odebrecht y Gutiérrez Andrade, gigantes de la construcción.
El giro de las investigaciones brasileñas tiene algo que ver con Nicaragua, pero no por el caso de corrupción -ay, y ojalá en Nicaragua el sistema judicial funcionara como lo está haciendo en Brasil y otros países- sino por el supuesto “éxito económico” de Ortega, según reportan sus apologetas.
Hace algunos años el gobierno de Ortega anunció con bombos y platillos que la empresa Gutiérrez Andrade construiría dos megaproyectos, con los cuales Nicaragua saldría del subdesarrollo: el primero, una represa sobre el Río San Juan a la altura de El Castillo, con lo cual el lago de Nicaragua, con las aguas represadas, se convertiría en un enorme embalse que con gran potencia dejaría caer sus aguas sobre unas gigantescas turbinas en el cauce del río Brito, en el Pacífico, dónde ahora se “construirá el próximo año un puerto de aguas profundas”, y se generarían tal cantidad de centenares de megavatios que Nicaragua hasta exportaría electricidad a Centroamérica. Obviamente, saldríamos de la pobreza.
No quedaba ahí la historia. Andrade Gutiérrez también construiría un puerto de aguas profundas en Monkey Point, en el Caribe, muy cerca de dónde ahora dicen se construirá el puerto de HKDN, pues según los voceros del canal interoceánico a Wang Jing le ha entrado un arrebato de sensibilidad medioambiental y no quiere afectar la biodiversidad del río Punta Gorda, en cuya desembocadura estaría originalmente localizado el puerto.
Hasta aquí todo parecería anecdótico, aunque ciertamente resulta ser un verdadero escarnio, o burla que afrenta a la inmensa mayoría de nicaragüenses pobres, que cada cierto tiempo Ortega se saque de la manga un megaproyecto que providencialmente, de la noche a la mañana, sacará a Nicaragua de la pobreza y el subdesarrollo.
También, recordemos, se habló que Irán construiría el puerto de Monkey Point. Y la megarefinería el “Supremo Sueño de Bolívar”, al que alegremente Chávez y Ortega le fueron agregando, en un discurso a dos voces en Puerto Sandino, una planta de petroquímica, otra de urea, y para completar el combo otras de plástico y aluminio, hasta sumar ocho mil millones de dólares. Y qué decir, lo que fue anunciado por Ortega en el 2007, al inaugurar una planta de jeans en Ciudad Sandino, que Nicaragua reemprendería el cultivo del algodón, pero ahora en condiciones biotecnológicas que harían posible que las motas del cultivo ya vendrían del color de los pantalones que se harían con las mismas.
Pues bien, pocos días después que llegó la noticia del Brasil, y con motivo del aniversario del natalicio del fundador del FSLN, Ortega dijo que frente a las recurrentes sequías su gobierno emprendería un gigantesco proyecto de riego “para que podamos bañar Nicaragua de un Sistema de Riego, y ya no tengamos que enfrentar estas enormes dificultades cuando falta el Agua” (cita textual de un comunicado del Consejo de Comunicación y Ciudadanía).
Escarnio es poco
No es la primera vez que Ortega “baña de agua” a Nicaragua. El 11 de noviembre de 2009 La Prensa reportó sobre un discurso de Ortega…..en el cual ofrecía dos mil millones de dólares procedentes de Venezuela, para un sistema de riego que evitaría los estragos de la sequía que se enfrentó ese año.
Desde entonces, los únicos bañados de agua han sido los habitantes de Managua por los cauces y tuberías desbordadas por las lluvias, mientras los habitantes de más de 50 municipios este verano se quedaron sin agua para beber, y desde luego para bañarse.
Pero, como lo escribí en 2013, cuando se anunció el canal, no “se trata de locuras. Es parte de una línea comunicacional sistemática, que sustituye la solución de los problemas concretos de los nicaragüenses con la droga del premio mayor. Es, en definitiva, una forma de drogadicción social”. Hasta que, como tantos adictos, los nicaragüenses abandonemos la adicción. Edmundo Jarquin @mundoj1