Daniel Ortega ha elegido como candidata a vicepresidente a su esposa, Rosario Murillo, y en Venezuela muchos creen que Nicolás Maduro podría elegir vicepresidenta a Cilia Flores en caso de que prosperase el referéndum revocatorio en 2017. Son tan solo dos ejemplos de una estrategia política que se puso de moda la pasada década y que sigue muy vigente en la actualidad: la sucesión matrimonial. Una estrategia que refuerza la tendencia personalista en la política latinoamericana antes que la preeminencia de lo institucional.
En 2006, Néstor Kirchner tomó una decisión sorprendente: no presentarse a la reelección en 2007 e impulsar la candidatura de su esposa Cristina Kirchner quien alargó la hegemonía kirchnerista hasta 2015.
No era la primera vez que una esposa de un presidente latinoamericano llegaba a la presidencia (el caso de Mireya Moscoso, esposa del caudillo Arnulfo Arias en Panamá, es un caso paradigmático) pero sí era la primera vez que un presidente en ejercicio promovía desde el poder la candidatura de su esposa.
El caso más parecido al de los Kirchner tuvo lugar también en Argentina donde Juan Domingo Perón fue sucedido por María Estela Martínez de Perón en 1974, tras la muerte del líder justicialista, en su calidad de vicepresidenta electa en 1973. Un caso frustrado fue el de Marta Sahagún, la esposa del presidente de México, Vicente Fox, que se perfiló durante mucho tiempo como posible candidata del PAN en 2006.
Hasta la actualidad habían sido más comunes las aspiraciones presidenciales de hijas como Keiko Fujimori (del expresidente Alberto Fujimori) en Perú, Roseana Sarney (hija del expresidente José Sarney que intentó competir en los comicios de 2002 en Brasil) o María Eugenia Rojas, hija del dictador colombiano Gustavo Rojas Pinilla, que lideró el movimiento de su padre en los 70.
Como afirma Carlos Malamud en su libro “Populismo latinoamericanos”, “el nepotismo no es un fenómeno nuevo no en América latina ni en ningún otro lugar del planeta pero la presencia de presidencias que se rigen por el sistema de bienes gananciales sí lo es…responden a dos modelos…el kirchnerista en el que la sucesión se articula dentro del matrimonio y el orteguiano capaz de situar al cónyuge no gobernante en un lugar de gran poder y mando”.
Los nuevos casos de sucesión matrimonial
En la actualidad, cuatro mujeres están buscando, o ya han buscado, seguir los pasos de los Kirchner. Se trata de Sandra Torres de Colom en Guatemala, Xiomara Castro en Honduras, Rosario Murillo en Nicaragua, Margarita Zavala en México y Margarita Cedeño en la República Dominicana.
El politólogo Mario Serraferro subraya en un artículo académico que “en los últimos años hubo un caso de rotación entre cónyuges que aseguró 12 años en el poder para una fuerza política y se cerró la alternativa de mayor continuidad por fallecimiento del entonces ex presidente Néstor Kirchner, en la Argentina. Asimismo, en los países centroamericanos, en dos casos, las cónyuges de dos presidentes intentaron lograr la candidatura presidencial o bien la presidencia, infructuosamente. Y los intentos para continuar “en el trono” o taponar el cargo presidencial a través de familiares se repiten. Los casos más riesgosos de vulneración de la equidad en la competencia electoral son los diseños institucionales que establecen la reelección indefinida o inmediata, sin limitaciones de parentesco, pues se acercan peligrosamente a una suerte de presidencialismo monárquico- electivo”.
Así, Sandra Torres, ex esposa de Alvaro Colom, no pudo ser candidata en 2011 a la presidencia pese a divorciarse de Colom pero sí lo fue en 2015 cuando fue derrotada por Jimmy Morales en la segunda vuelta.
Xiomara Castro (esposa de Manuel Zelaya) en 2013 se convirtió en el segundo candidato más votado (28%) solo superada por el actual presidente Juan Orlando Hernández.
Má suerte tuvo Margarita Cedeño, esposa de Leonel Fernández, quien es vicepresidenta de Dominicana desde 2012 como compañera de candidatura del actual presidente Danilo Medina. Menos suerte tuvo Marta Linares, la esposa de Ricardo Martinelli en Panamá. Fue candidata a vicepresidenta pero acabó derrotada.
Ahora salta la candidatura a vicepresidenta y heredera de Daniel Ortega, de Rosario Murillo, en Nicaragua.
Rosario Murillo Zambrana, primera dama y actual Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, fue proclamada como la candidata a la vicepresidencia de Nicaragua por el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El anuncio fue realizado durante la inscripción de la fórmula presidencial ante el Consejo Supremo Electoral (CSE). Daniel Ortega que ya había sido presentado, a comienzos del pasado mes de junio, como el candidato a presidente del FSLN, justificó el hecho así: “¿Quién mejor que la compañera?”.
Rosario Murillo habló con los medios tras ser inscrita como candidata a la Vicepresidencia de Nicaragua: “Venimos a formalizar la nominación para pedirle a Dios que nos favorezca con la continuidad de este proyecto de bien común, de buen corazón que une a todos los nicaragüenses… Sabemos, sentimos, que siempre hemos trabajado con y para las mujeres… Las mujeres somos luchadoras, batalladoras. En la medida que más mujeres están presentes en los espacios económico, social, político, promovemos más el liderazgo de mujeres porque nos identificamos… Aspiramos al protagonismo pleno de las mujeres”.
Se trata de un fenómeno, el de la sucesión presidencial, muy extendido en Centroamérica y el Caribe y también hay casos, más matizados, en otras zonas.
En México, el ambiente preelectoral de cara a las presidenciales de 2018 se va poco a poco formando y empiezan a despuntar algunos precandidatos: Miguel Ángel Osorio Chong en el PRI, el eterno Andrés Manuel López Obrador y la gran novedad: Margarita Zavala en el PAN.
Zavala, nacida en Ciudad de México en 1967, fue la Primera Dama de la República, pues es la esposa de Felipe Calderón, quien gobernó de 2006 a 2012. Pero ha tenido una larga carrera política antes, y todo indica que después.
Así fue Diputada Local en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (1994-1997) y Diputada Federal a la LIX Legislatura (2003-2006), donde fue Subcoordinadora de Política Social del Grupo Parlamentario del PAN. En el Partido Acción Nacional, ocupó los cargos de Directora Jurídica del Comité Ejecutivo Nacional y Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer.
En estos momentos es una de las figuras que más alto y más fuerte puntúa en las encuestas con vistas a los comicios presidenciales de dentro de dos años, los de 2018.
La panista Margarita Zavala y el priista Miguel Ángel Osorio Chong son los más preferidos en sus respectivos partidos. Mientras, Andrés Manuel López Obrador se mantiene como el más atractivo de la izquierda, aunque en pugna con Miguel Ángel Mancera del PRD.
En Sudamérica, durante mucho tiempo se especuló con la posibilidad de que Nadine Heredia pudiera aspirar a la presidencia de Perú buscando suceder a su marido, Ollanta Humala. En Venezuela se piensa que Maduro, en caso de perder el referéndum revocatorio en 2017, podría nombrar a su esposa Cilia Flores vicepresidenta y, por lo tanto, su sucesora para completar el mandato hasta 2019.
Como señala Mario Serraferro, “la reelección indefinida sin limitaciones de parentesco inauguraría una suerte de régimen presidencial con fuertes “tintes monárquicos”, en el sentido de que un presidente que ha estado largo tiempo en el poder –o no- podría preparar la sucesión de un descendiente, cónyuge o algún otro familiar. En esta presidencia monárquica el presidente gobierna a través de la reelección indefinida y cuando no puede o no quiere seguir gobernando “abdica” designando un sucesor familiar, todo convalidado por el voto ciudadano. El único país que se encuadra en este tipo es Venezuela”.
Rogelio Nuñez vía Infolatam.