Las esperanzas del gobernante Nicolás Maduro de obtener legitimidad para su régimen a través de su convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente es amenazada por la agudización de la escasez de alimentos, fenómeno que acentúa los temores de que sólo un porcentaje insignificante de la población salga a respaldar el proceso, dijeron analistas.
La convocatoria –vista como una maniobra inconstitucional para cubrir la desnudez dictatorial del régimen con un manto artificial de legalidad– ya está generado muy poco interés por parte de la población venezolana, con las encuestas develando que menos de un 20 por ciento de los electores estarían dispuestos a ir a las urnas para escoger a los integrantes de la Asamblea.
Las elecciones, previstas para el 30 de julio, están siendo organizadas en tiempo récord, sin realmente cumplir con las reglas y normas electorales exigidas por las leyes venezolanas, pero el régimen cree que de todas maneras podría darle un aire de legitimidad si es que consigue que suficientes personas acudan a las urnas.
Pero las probabilidades que eso suceda podrían disminuir en las próximas cuatro semanas ante la creciente agudización de la escasez de comida y las denuncias de que los alimentos subsidiados bajo el programa conocido como CLAP ya no están llegando a los sectores populares.
El problema está en que el régimen no cuenta con suficientes dólares para cubrir las necesidades de importación de alimentos, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, Director Ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.
“Ellos tienen una situación muy difícil, la producción interna [de alimentos] es muy baja y tienen muy poco dinero en efectivo para importar alimentos y además no tienen crédito”, dijo De la Cruz. “Nadie le está despachando a ellos si primero no desembolsan en efectivo”.
Los planes iniciales del régimen eran importar una gran cantidad de comida para generar una falsa sensación de abundancia entre los sectores populares en las semanas previas a las elecciones de la Asamblea Constituyente.
Pero las operaciones de financiamiento externo que han realizado con algunos bancos de inversión a través de la emisión de bonos no han generado la liquidez suficiente para incrementar la importación de comida.
El economista venezolano Orlando Ochoa dijo desde Caracas que las finanzas del régimen ha llegado a un nivel crítico no solo por los elevados vencimientos de deuda previstos para este año, sino también por la caída de los precios del petróleo.
“Están buscando financiamiento para importar comida, para pagar deuda, para importar gasolina… y para todo lo demás. Están buscando divisas por todos lados”, dijo Ochoa desde Caracas.
“Le están pidiendo más dinero a China, y están pidiendo dinero por todas partes, pero no lo logran conseguir”, señaló.
Ese dinero es urgentemente necesitado para mantener a los sectores de bajos recursos, aquellos que tradicionalmente han acompañado al chavismo, interesados en un proceso electoral que pocos creen que en realidad ayudará a aliviar la grave situación económica del país.
Es un proceso que además está siendo cuestionado por todos lados, resaltó desde Washington el general Hebert García Plaza, un ex ministro de Maduro.
“El gobierno intenta pasar de una Constitución aprobada por el pueblo [en 1999] a través de la votación popular a una Constitución aprobada por la bota militar”, dijo García Plaza,
“A diferencia de lo que hizo el presidente Hugo Chávez, Maduro pretende imponer un proceso constituyente sin que el pueblo vote directamente por su candidato. La población está siendo engañada, y solo se le permitirá votar a ciegas por un número, sin que la persona logre saber el nombre del candidato por el cual está realmente votando”, agregó.
Adicionalmente, se está convocado este proceso bajo la amenaza de la violencia, luego de que Maduro anunciara esta semana que todo aquello “que no pueda lograrse con los votos será logrado con las armas”.
El general advirtió que esa declaración debe ser analizada bajo el contexto de los planes recientemente anunciados por el dirigente chavista Pedro Carreño, involucrando el adiestramiento y la entrega de armamento a miles de paramilitares cercanos al chavismo.
Según De La Cruz, las reservas internacionales de Venezuela ascienden actualmente a unos $10,080 millones, pero ese total en realidad significa que las arcas venezolanas solo cuenta con $80 millones en efectivo –es decir casi nada– dado que los otros $10,000 millones consisten en lingotes de oro y papeles que toman mucho tiempo en convertir en liquidez.
Un intento por incrementar la oferta de comida a través de los CLAP antes del 30 de julio requeriría que las cajas con los alimentos comenzaran a llegar en el transcurso de la próxima semana y para ello los pedidos debieron de haber sido realizados semanas atrás.
Hacerlo hoy ya es tarde. No les da tiempo, porque tomaría en el mejor de los casos una semana en llegar, y luego tres semanas más para que pueda ser distribuida a millones de personas, explicó De La Cruz.
Antonio María Delgado vía El Nuevo Herald