La Iglesia en Venezuela denuncia la violencia de grupos chavistas contra religiosos
Víctor Gago
El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, monseñor Diego Padrón, denunció las agresiones a sacerdotes por grupos paramilitares afines al Gobierno.
Los casos de violencia contra religiosos han aumentado, desde que la Iglesia ha pasado a ser la voz de referencia de los venezolanos en el análisis y la denuncia de la crisis política de Venezuela. Con una Oposición política desunida, contradictoria, sin perfil ni estrategia, la Iglesia Católica en Venezuela habla con claridad de los abusos del régimen autoritario y ejerce el liderazgo moral para los venezolanos –una mayoría, según las últimas elecciones a la Asamblea Nacional, y según todos los sondeos– que tienen sed de cambio.
El Gobierno de Nicolás Maduro ha tomado nota de este peligro. La escalada de agresiones a sacerdotes y obispos en las últimas semanas nace de la incitación en los discursos de los dirigentes del régimen, dijo Francisco José Virtuoso, rector de la Universidad Católica Andrés Bello y miembro de la Compañía de Jesús.
Este pasado mes de enero, monseñor Antonio López Castillo, arzobispo de Barquisimeto, fue perseguido y amenazado tras una homilía en la que denunció las políticas del Gobierno.
Este domingo, un grupo de paramilitares chavistas tomó por la fuerza la iglesia de San Pedro Claver, en Caracas, durante una misa. “Cerraron las puertas, impidieron la salida de los feligreses y los obligaron a escuchar un discurso político”, denunció Jesús Torrealba, portavoz de la opositora Mesa de Unidad Democrática.
Monseñor Diego Padrón afirma que no son hechos aislados, sino “acciones preparadas para amedrentar a la Iglesia Católica”.
La desesperanza es la única estrategia del Gobierno. Conseguir que los venezolanos se resignen es de vital importancia para la supervivencia del presidente Maduro. Justo lo que la Iglesia amenaza con su ejemplo de denuncia y resistencia pacífica. Demasiado peligroso como para que el chavismo lo pase por alto.
Venezuela es hoy un país “no libre”, como acredita por primera vez el informe anual de Freedom House publicado esta semana. La Iglesia es tal vez la última línea de defensa que le queda a la sociedad frente a un Gobierno autoritario que degenera hacia el totalitarismo. De ahí, toda esa violencia organizada contra ella.
Vía Actuall