Lo más seguro es que, aparte de administrar el desabastecimiento, el gobierno haya visto en las cazahuellas la oportunidad de cocinar el auténtico guiso del siglo. Uno, que no solo contaría con los ingredientes de un gigantesco ingreso en dólares, sino, también, con los recursos para que, los cada día más menguantes productos de la cesta básica, sean manipulados en la forma que le interesa al oficialismo. Así por ejemplo, a qué estados o clases premiar para dirigirle estos o aquellos, y cuáles castigar, negándoselos.
El esquema sería el mismo que se empleó para implementar el sistema electoral automatizado, con sus inmensos dividendos en la compra, mantenimiento y actualización de las máquinas Smartmatic, pero que, de igual manera, creó la estructura para que primero Chávez, y después Maduro, solo perdieran las elecciones que les interesaban. En otras palabras: que ganando en todas las vías: las políticas y las económicas.