Desde sus 95 años, Luis Miquilena, volvió a dar ejemplo de frescura, juventud y lucidez al llamar a la oposición a tomar las calles y no abandonarlas hasta dar al traste con el régimen anticonstitucional, violento y depredador de Nicolás Maduro. Una dictadura que, no ha dudado en despojarse de los últimos jirones de ficción democrática para asumirse y actuar como lo que es: un desgobierno cuartelario, y al margen de la ley, dispuesto a mantenerse en el poder aun apelando a la más crueles y masivas violaciones de los derechos humanos.
Lo dice un venezolano que sabe de dictaduras, Luís Miquilena, quien gastó 7 años de su vida en las cárceles de Marcos Pérez Jiménez, y otros tantos dándole el beneficio de la duda a otro dictador, Hugo Chávez.
De estas experiencias sabe Miquilena que las dictaduras no se derrotan con sueños, con conciliábulos, ni conspiraciones de hotel, sino con líderes que se unan al pueblo y sepan conducirlo a jornadas como las que el mismo vivió el 23 de enero de 1958.
Visión de una Venezuela en la cual, es cierto, se habían perdido todas las libertades, pero el país disfrutaba de una prosperidad y bienestar como quizá no conoció, ni volvería a conocer, en toda su historia.
¿Entonces -pareciera preguntarse Miquilena- cómo es que ante una satrapía que, aparte de las libertades, le ha arrebatado el pan y la salud a los venezolanos, las calles solo lucen desbordadas de gente hambrienta y enferma en busca alimentos y medicinas?
Pues por la ausencia de un liderazgo opositor que no entiende que, a una dictadura, a una mafia cívico-militar, o militar-cívica, solo se le derrota, se le arrolla, con millones de manifestantes en las calles y decididos a protestar hasta que el dictador vuelva a fugarse en la “Vaca Sagrada”.
Por Manuel Malaver / El Diario de Caracas
@MMalaverM