Desde hace más de 100 días los venezolanos han asumido una gesta heroica en las calles. Nadie pensó que ocurriría, pero toda una sociedad se ha alzado contra un régimen criminal que planea dilapidar cualquier vestigio de libertad.
El proceso ha sido largo. Durante las semanas que llevan los venezolanos en las calles, la dictadura ha respondido con una criminal represión que ha dejado un saldo sumamente dramático. Van decenas de muertos, más de un millar de heridos y detenidos. Familias enteras han sido destruidas. Pero los ciudadanos del país latinoamericano continúan empuñando el civismo.
Y, durante ese mismo proceso, luego de un mes de protestas, Nicolás Maduro respondió, asimismo, ofreciendo un proceso ilegal que busca reformar la Constitución. El mismo dictador lo ha expresado claramente: la Asamblea Nacional Constituyente sería una transformación constitucional que terminaría convirtiendo a Venezuela en un Estado comunista totalitario. Cada aspecto de la vida de cada ciudadano sería suprimido.
Y los venezolanos también han respondido: las protestas se han acentuado. Cada día los manifestantes salen masivamente a esgrimir su rechazo contra un régimen dictatorial. La presión internacional ha, igualmente, aumentado.
Por ello hoy vemos a un régimen acorralado. Tanto por toda una sociedad en las calles, como por la ausencia de una complicidad regional latinoamericana que por años gozó la Revolución Bolivariana. Y ahora, a pocos días de llevarse a cabo el ilegal proceso que derogaría la República, la oposición venezolana, a través de un acto en el que se encontraban diversos actores de la sociedad, anunció la convocatoria a un proceso de consulta popular.
Se citó, por lo tanto, para este domingo 16 de julio, a un plebiscito en el que toda la sociedad venezolana podrá contestar tres interrogantes: primero, sobre si apoya o no la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente; luego, sobre el papel que debe asumir la Fuerza Armada Nacional; y, por último, se interrogará sobre si se está a favor de solicitar la conformación de un Gobierno de transición a través de la sustitución de los poderes públicos ilegítimos.
Inmediatamente surgió el escepticismo. En este espacio siempre hemos mantenido, desde hace meses, que el régimen de Nicolás Maduro es autoritario y dictatorial, por lo que acudir a una consulta popular solo prolongaría la agonía de toda una ciudadanía. Creemos, además, que la libertad, la dignidad y los principios no se refrendan. Asimismo, que luego de un proceso dramático y heroico de lucha nada se puede limitar a otro simple acto electoral.
No obstante, luego de percibir la reacción de la dictadura a la convocatoria de la consulta popular. De presenciar a toda una sociedad motivada con el deseo innato y legítimo de ejercer el civismo este domingo 16 de julio, y luego de examinar con determinación las implicaciones y efectos que pudiese tener este civilizado y épico proceso de consulta, desde el PanAm Post creemos que se ha presentado una inmensa oportunidad para lograr el rescate de la libertad en Venezuela. Un valor que, si no se defiende en estos días, corre el riesgo de perderse por siempre.
Es claro que el plebiscito —o consulta popular— no se trata de otra lucha democrática, porque no tiene fines prácticos. Es decir, es un acto simbólico que podría terminar siendo vinculante. Eso puede derivar en: más fuerza y legitimidad a cualquier estrategia de calle. Se refuerza, de esta manera, el ejercicio cívico de la protesta.
Esta es una oportunidad, no simplemente para rechazar la Asamblea Nacional Constituyente y desviar esfuerzos en un debate estéril, sino para exigir propiamente, y mediante un acto de protesta tajante, el rescate de la libertad.
La consulta popular de este domingo puede convertirse en el acto de rebeldía más sublime de la historia contemporánea de Venezuela. Al hacerse a espaldas del Consejo Nacional Electoral, y al rechazar las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia, de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL), las palabras del propio Maduro y de otros funcionarios principales de la dictadura, se está asumiendo en pleno la desobediencia civil.
Es, además, una oportunidad para enviar un mandato claro a la dirigencia. Al incluirse el tercer punto en la consulta, se abre la posibilidad de expresar de forma imperativa a la Asamblea Nacional la necesidad de cumplir su deber: designar nuevos poderes y establecer, de una vez, un Gobierno de Transición.
Por último, el plebiscito, al ofrecer cifras reales, legítimas y genuinas, se convierte en un masivo acto de protesta —sin precedente— en el que se enviará un mensaje claro al régimen, a la Fuerza Armada Nacional y a la comunidad internacional.
Es, por las razones señaladas, que hoy el PanAm Post decide invitar a todos los venezolanos en el mundo a participar este domingo dieciséis de julio en el proceso de consulta. Es el momento de esgrimir con responsabilidad el civismo. Es el momento de ser firmes y de defender el más sagrado valor: la libertad.
Al mismo tiempo hacemos un llamado a la dirigencia opositora para que una vez ejecutado este paso, se ignore a quienes dentro de su seno continúan sin reconocer la naturaleza forajida y criminal del régimen y mantienen una actitud contraria al clamor nacional por una salida inmediata de la dictadura. El país reclama de la dirigencia democrática valor, coraje y audacia. Quienes demuestren esa actitud dentro de la cúpula opositora son quienes deben dirigir los pasos que habrá de tomar la oposición a partir de este momento.
Staff de PanamPost