Eleonora Bruzual
Este hacer en estos largos tiempos de narcotiranía lo hemos asumido sin gazmoñerías ni falsas expectativas, y como tal se asume por los que nos abocamos a buscar tribunas y hablar sin preocuparnos si por lo que decimos se molesta la pandilla empoderada que controla Venezuela.
Para muchos periodistas venezolanos los espacios en prensa escrita, portales digitales, radios y televisoras internacionales y las benditas redes sociales son la única posibilidad de continuar ejerciendo nuestro derecho a la libre opinión y sobre todo a no ser condenados a un país por cárcel donde hablar y escribir es un delito, y un espacio en medios de comunicación está regido por simpatías, por censuras que no solamente el gobierno impone, sino también dueños de medios y hasta otros periodistas que endiosados porque –y conocemos eso– se les ha mantenido presencia en muchos medios que ya ni siquiera sabemos quiénes son sus propietarios porque figuran como dueños personas absolutamente ligadas al narcorégimen que con turbias fortunas han ido comprándolos y agradando una tenaza que silencia toda voz crítica, esas que no se expresan desde conveniencias, cálculos y ese cómico sinónimo de no crearle problemas ni al régimen ni a sus boliburgueses y que con gran prosopopeya definen con el cuento de “No ceder espacios”.
Este hacer en estos largos tiempos de narcotiranía lo hemos asumido sin gazmoñerías ni falsas expectativas. Es realidad y como tal se asume por los que nos abocamos a buscar tribunas y desde ellas hablar sin preocuparnos si por lo que decimos no solo se molesta la pandilla empoderada que controla Venezuela, también no preocuparnos si no somos políticamente correctos para otra cúpula con migajitas de poder que integra esa otra parte del universo político, ese que dialoga, que saca provecho de la presencia de Maduro y sus sostenes cubanos y también de ese vergonzoso núcleo de mando que se atrinchera en carteles de la droga nacidos a la sombra y con total apoyo primero de Hugo Chávez y ahora de los que integran su “Legado”, efectiva patota de herederos con los que están negociando, pactando y con los que –si nos descuidamos- esperan cogobernar. Patota con gran poder para llevar a ese grupito que capitaliza muchas veces para su provecho, las faenas heroicas de la ciudadanía, a frenar acciones internacionales que líderes de países democráticos imponen a esta narcotiranía y que anuncian que serán todavía más duras, ya que los venezolanos sin esos apoyos no podremos sacarnos de encima esta tragedia.
Son los que con absoluta desvergüenza ya están tratando de sembrarnos resignación para que aceptemos que a ellos no les molesta que Maduro siga en el poder, que los narcojerarcas continúen ordenando asesinar, sigan robando, sigan hambreando a la mayoría y así muchos vean como única salida el destierro y otros la claudicación a cambio de mendrugos que será una fortuna si llegan en cajas que dadivosos estos hampones castrochavistas reparten de vez en cuando, o tengan que irlos a sacar de la basura, birlándoselos a las ratas con las que ya conviven.
Gente canalla, gente cómplice que hace coro junto con Maduro y sus secuaces para crear la especie de que toda sanción contra esta pandilla de maleantes va contra Venezuela, aceptando así implícitamente que el país les pertenece, como le ha pertenecido por más de 58 años Cuba a los infames tiranos Castro, sus vástagos y su siniestra nomenclatura. Son los que agradecen a individuos ruines como Rodríguez Zapatero y los esbirros Delcy y Jorge Rodríguez, la primera, ya en las listas para la inaceptable constituyente que simplemente impondrá por todo el cañón la misma tiranía que padece el pueblo cubano y que ya hemos comenzado a beber nosotros. Esa grotesca ex canciller que ahora dice: «Nos moriremos de hambre, pero igual defenderemos la patria», cuando es obvio que de hambre ellos no morirán y “patria” es necesario entender que en boca de estos asesinos depredadores es simple sinónimo de guarida…
Parte de lo que no conviene a esa comandita cooperante es que periodistas sin mordaza hagamos ver que después que el pasado domingo 16 de julio más de siete millones de venezolanos respondimos afirmativamente las preguntas donde queda condenada la intención despótica de la narcotiranía, mostremos como es evidente que existe una negociación donde entre las urgencias se encuentra impedir que el gobierno de Donald Trump asuma que ha llegado la hora de la línea dura. Trump que un día después de la Consulta ciudadana dijo: “si el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, EEUU tomará acciones económicas fuertes y rápidas”.
Por eso, por todo, por más, a los cooperantes que ponen a sus focas a preguntarnos ¿Y tú qué propones? Les retruco: ¿Y tú qué propones que no sea convivir?
Vía Diario Las Américas.