La MUD debe estar más alerta que nunca, pues el éxito clamoroso del 1Sep puede enviar señales no correctas que auspicien la impaciencia de grupos que establecen que la salida de Maduro es ya y sin importar las formas que la permitan.
Y las formas si son importantes en este, y en todos los casos en que esté en juego dejar claro el perfil democrático de la oposición, que no puede caer en jugarretas que, lejos de traernos el bien de poner fin al peor gobierno venezolano de todos los tiempos, lo que puede hacer es atornillarlo.
Nos referimos, específicamente, al atajo del golpe militar que, puede estar tentando a quienes en la oposición opinan que el 1Sep dejó a Maduro al borde del colapso y ahora de lo que se trata es de darle el empujón final.
Y no dudamos que tal afirmación es correcta, pero no para adelantar acciones inconstitucionales, sino para insistir aun más para que el régimen cumpla con los lapsos para celebrar el Revocatorio este año, y así, sea el electorado y no otros militares, el que establezca que Maduro se va y tiene que ser este año.
Por supuesto que, es una decisión que impone más y más lucha y más y más calle que, incluso, corre el riesgo de exponenciar los choques que actualmente sacuden al país, pero es la única Constitucional, la única que determinaría la legitimidad de un gobierno de transición que no, es que se originó en el autoritarismo de las bayonetas, sino en la legalidad del voto popular.
Por eso, no sería extraño que la tesis del golpe militar venga de las filas del propio madurismo, cuyos estrategas lo ven como la mejor vía para que se repita un 13 abril del 2002, cuando fuerzas nacionales e internacionales abogaron por la restitución de Chávez en el poder.