Manuel Malaver
Es posible que el general y ministro del Sistema Eléctrico, Luís Motta Domínguez, no haya aprendido de los niveles de descensos de Guri, o de como se prende o apaga una turbina, o cuál es la diferencia entre hidroelectricidad y termoelectricidad durante los meses que lleva al frente del despacho, pero en lo que si ha resultado un as o experto es en el manejo de ciertas claves maquiavélicas -puestas de moda en los últimos años- y que se conocen como «falsos positivos”.
Se trata de argucias elevadas a la enésima potencia y versan sobre “mentiras” que deben remacharse como “verdades”, por el simple hecho de que rendirán un altísimo rédito a quien las sostiene.
En el caso del general, Motta Domínguez, el «falso positivo» consiste en sostener como «verdad» la «mentira» de que el fenómeno del Niño sería la causa del colapso del sistema eléctrico nacional, siendo que, «El Niño» jamás ha tenido una incidencia catastrófica en el país, y en los países que si las tiene, justamente entre los meses últimos del pasado año, y los primeros del presente, no se ha hecho sentir.
En otras palabras que, resulta absolutamente improbable que si en países como Perú, Ecuador, Colombia y el resto de integrantes de la Costa Pacífica sur y centroamericana, «El Niño» ha pasado sin pena ni gloria, sea en Venezuela donde deja huellas que los venezolanos jamás olvidarán.
Porque, ciertamente, en las primeras semanas de abril, Venezuela, podría quedarse a oscuras o en penumbras por causas que tienen que ver más bien con adultos que con menores, y hablamos de la corrupción que del 2010 al 2012 dio cuenta de 40.000 millones de dólares que se despilfarraron en lugar de usarse en la compra de nuevas turbinas para el Guri, terminar la hidroeléctrica Tocoma y adquirir termoeléctricas para paliar los déficits.
Se trata de uno de los escándalos más sonados de las administraciones de Chávez y Maduro, el primero por haberlo permitido y el segundo por no castigar a los culpables de tan colosal estafa.
Motta Domínguez, nunca habla de ella y debe ser porque no se trata de un «falso positivo» sino de un «positivo positivo», un escándalo que es muy conocido en el mundo y donde alguno de los principales jerarcas del chavismo y el madurismo se hicieron con fortunas mil millonarias en dólares.