Manuel Malaver
Creo que aún hay tiempo para desalojar a Maduro de Miraflores, pero cada día que pasa, hinca más sus garras en la piel viva de Venezuela y la destruye, despedaza y ensangrienta en el intento perverso de imponernos el comunismo.
Es, por supuesto, un proyecto alevoso, criminal y premeditado, diseñado del primero hasta el último detalle por los dictadores de Cuba y meticulosamente ejecutado por Chávez y ahora Maduro.
Sus resultados ya los conocemos todo los venezolanos: horrores como, la destrucción del aparato productivo público y privado, el saqueo de la nación, la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia institucionalizada, la desarticulación de la sociedad, el fin del la independencia de los podres, de los gremios profesionales y sindicatos y las masivas violaciones de los derechos humanos.
Y que han traído como consecuencia la hambruna que hoy padecemos, el desabastecimiento de todo, la inseguridad desbordada, y la ausencia de instancias donde lo ciudadanos se sientan protegidos y respaldados ante la violación de sus derechos. En otras palabras, que la gente se encuentra indefensa ante tanto abusos, vejámenes y atropellos.
Se trata del experimento de reingeniería social que, desde 1917, se conoce como comunismo, ensayado en Rusia por los revolucionarios, Lenin y Stalin, que desató guerras, hambrunas, pobreza, desigualdad y masivas violaciones de los derechos humanos, y que, aún dos décadas y media después de concluido, puede decirse que dejó a la patria de Tolstoi, prácticamente, irrecuperable.
Es esta la misma peste, la misma plaga que Chávez, primero, y ahora Maduro pretenden instaurar en Venezuela y aunque han avanzado en su proyecto malévolo, aún no han logrado vencer a la ciudadanía libre y democrática.
La hora, entonces, es de la sociedad civil, unida y organizada, a la cual le toca afectar el cambio para darle la estocada final al régimen y frenar el avance de su proyecto comunista y totalitario.
Debemos en consecuencia, unirnos y dejar las diferencias a un lado, encontrándonos en una intensa, creciente e incontenible movilización de la sociedad civil, la de un fuerte y arrollador oleaje que, multiplicándose por ciudades. Estados y regiones, signifique que, en menos de un mes, el neototalitarismo madurista luzca como una estructura congelada forzada a respetar la Constitución y la celebración del Referendo Revocatorio.
Reto que es de inescapable empeño para la oposición democrática agrupada en la MUD, pero que, para que sea exitosa, debe contar con el respaldo y la participación masiva de la sociedad civil, que no dudamos hará que Maduro y su criminal régimen comunista sean erradicados del país.