Marco Antonio García
El plan madurista de dividir a la oposición en dos opciones: la de continuar la lucha para enfrentar la dictadura, o la de pactar con el régimen para una hoja de ruta donde lo único seguro -hasta ahora- son las elecciones presidenciales del 2018, marcha viento popa, por más que ninguno de los dos sectores, si no chocan el uno contra el otro, tampoco niegan que no comparten las mismas políticas con relación a la solución de la crisis nacional.
El mejor ejemplo de ello, es el estado Zulia, donde Manuel Rosales, tiene un discurso y una agenda diferentes a la de los partidos de la MUD, y los partidos de la MUD hablan y actúan por su lado.
Así, el 23 de Enero, hubo dos manifestaciones en Maracaibo, una de Rosales y otra de la Unidad y el sábado 28, Día de la Zulianidad, las mismas fuerzas se mantuvieron con discursos y acciones separadas.
Lo mismo podría decirse, aunque con menor intensidad, del partido “Avanzada Progresista” del gobernador de Lara, Henry Lara, si bien, más cuidadoso en cuanto al tema de la unidad, si convencido que el diálogo y avenimiento con el régimen son inevitables.
Pero más preocupante de lo que sucede con la oposición, son los rumores que nos llegan de las actividades antiMUD y antioposición del gobierno de Maduro, como son las órdenes que han se girado al CNE para que ilegalice a varios partidos opositores, por no estar registrados en el CNE y así bloquearlos para que no participen en próximos procesos electorales.
Lo mismo, nos dicen nuestros informantes, podría a ocurrirle a la MUD, pues en la Sala Electoral del TSJ, cursa una denuncia y un expediente, exigiendo su “inhabilitación”, por un presunto fraude cometido durante la recolección de firmas para el RR.
O, lo que es lo mismo que, si este macabro plan se implementa, en unas elecciones para gobernadores y alcaldes en el 2017, y unas presidenciales en el 2018, solo participarían Maduro, el PSUV, y los partidos aliados de los “dos oficialismos”.
Igualito a lo que sucedió en Nicaragua hace tres meses, cuando el presidente Daniel Ortega fue el único candidato que participó en las elecciones presidenciales.