Manuel Malaver.
Que la MUD no haya asumido de manera unitaria el proceso de revalidación de partidos impuesto por el CNE, es otra prueba de que la unidad opositora quedó seriamente averiada después de los desastrosos resultados del diálogo, y rescatarla, no solo será extremadamente difícil, sino inútil.
El problema es que el gobierno logró inocular en el seno de algunos partidos de la alianza, el virus de que la lucha confrontacional no conducía a nada, y era preferible pactar una cohabitación con miras a algún reparto del poder, en vez de andar tirando palos de ciego, y más específicamente, de andarse desgastando para al final no lograr objetivo alguno.
De ahí el involucramiento de dos partidos de la MUD y sus líderes en el diálogo por encima de sus resultados y que, todavía crean que suceda lo que suceda, es preferible dialogar que luchar.
El otro asunto es que, está posición perfectamente válida en cualquier alianza de partidos democráticos diseñada para el disenso y la diversidad, no se ha discutido franca y abiertamente en la MUD, con las consecuencias que tengan que sobrevenir y así se siguen hablando de una “unidad” que, sencillamente, no existe, o está en terapia intensiva.
El actual proceso de revalidación de partidos, lo revela mejor que nada, pues mientras “Avanzada Progresista” ya participó y UNT y “Voluntad Popular” se preparan a participar, “Vente Venezuela” y “Alianza Bravo Pueblo” dicen que no lo harán, y “Primero Justicia” y AD, pareciera que siguen deshojando la margarita.
Lo más grave es que, se pudo participar de manera unitaria, conjunta, bien para aceptar o rechazar la revalidación, pero entendiendo que, solo una amplia movilización popular podía sacarle provecho a otra marramucia del gobierno que, siempre deben utilizarse pero para demostrar que el castromadurismo es una írrita minoría al margen de la ley y absolutamente derrotable en todas las que quiera dárselas de democrático.
Y llegamos al meollo, al núcleo, a la nuez de las causas de la división en el seno de la alianza opositora y es que, mientras la mayoría de sus partidos piensa que todo reto planteado por el gobierno debe asumirse pero siempre y cuando permita la movilización popular, una minoría cree que se debe confiar en Maduro y su pandilla, que la revalidación conduce a la celebración de las elecciones para gobernadores y alcaldes y es allí donde deben aplicársele las derrotas al oficialismo.
Por eso es que, la aceptación o rechazo de parte de los partidos de la MUD al proceso de revalidación de partidos, se está convirtiendo en otra oportunidad perdida, pues, tanto los que no participan, como los que participan, lo están haciendo de manera tranquila, silenciosa, “oficial”, como si creyeran que Maduro va a aceptar otros resultados que no sea los que le vengan.
Que no son otros que atrasar, aplazar, postergar las elecciones para gobernadores y alcaldes, para que no sucedan nunca y dentro de un año nos encontremos con una sola elección: las elecciones presidenciales del 2018, y con la metódica electoral nicaragüense, con un solo candidato: EL