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Hay mucha corrupción en la FANB y una suerte de interferencia política e ideológica que está poniéndolo término a lo poco quedaba de profesionalismo y cultura estrictamente militares.
Lo peor es que “corrupción, política e ideología” se entreveran, llegan a ser el mismo mazo y con él los enemigos de aquel “ejército forjador de libertades”, llegan a transformarlo en una montera desordenada donde toda ilicitud tiene su asiento (para parafrasear a Cervantes”.
Por eso, el mazo no descansa, golpea y golpea, golpea sin cesar, para lograr que lo mejor de la oficialidad desborda e impotente, culmine pidiendo la baja para retirarse a actividades privadas más productivas y menos peligrosas.
En esta tesitura, me cuentan que cuerpos como la FAV ya casi no existen, obligada la flor y nata de su oficialidad (generales, coroneles, capitanes y pilotos de combates) a abandonar filas y emigrar a la aviación comercial nacional e internacional.
Otro tanto podría decirse de la Armada, con la mayoría de sus naves, equipos de combate y redes de transmisión averiadas y sin posible recuperación, por lo cual, “de Armada” lo que luce es el pomposo nombre.
Pero si hasta la GNB, de la cual que tanto se dice, “es el brazo de la FANB que le queda al gobierno, es cada día más y más acorralada por fuerzas irregulares como la “Guardia del Pueblo” y “los colectivos”, que fueron las que durante la crisis de febrero a junio del año pasada asumieron la carga de la represión.
“Fuerzas irregulares” o paramilitares en ningún sentido permisadas por la Constitución para sustituir a los profesionales que se forman durante decenas para actuar en defensa de la nación venezolana y no de ningún partido e ideología.
Pero no es de lo que quieren oír hablar “politiqueros” como Cabello, Padrino López y Carmen Meléndez, que si aprendieron algo en los cuarteles fue a destruir a una de las instituciones fundamentales de la República.