Después de la anunciada –pero no concretada- venta de Televen, le toca el turno ahora a Venevisión, canal que se estaría resintiendo de la brutal caída en las ventas publicitarias, y del exceso de personal que le genera gastos incosteables. Existe, además, la circunstancia de que, tanto su principal accionista, Gustavo Cisneros, como el resto de su familia no reside en Venezuela y ello haría inmanejable cualquier situación “delicada” que se presente a futuro. Aunque, se especula, de que su hija, Adriana, podría sustituir a Gustavo. El precio de la planta habría sido fijado en 500 millones de dólares y, se da por descontado, que los compradores ni regatearían.