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Cayeron el Director y los Directivos del CICPC directamente involucrados en la “Operación Masacre” de Quinta Crespo, cayó el ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres que, sin duda, le dio luz verde a sus subalternos para perpetrar la matanza ¿ y Maduro que estuvo a menos de un kilómetro de misma, siguiendo todos y cada uno de sus pormenores y no hizo absolutamente nada para evitarla ¿no va a rendir cuentas de esta inadmisible omisión de su autorictas, de su negativa a dar órdenes para que el asesinato de dos ciudadanos no se extendiera hasta cinco?. Maduro tampoco emitió una declaración oficial e inmediata condenando los sucesos, -él, que estuvo tan activo cuando otro venezolano, Robert Serra, fue víctima de otro horrible crimen-, y solo 13 días después, el viernes pasado, anunció la destitución de Rodríguez Torres.
Pero sin decir una sola palabra sobre la medida, sin explicarla, ni justificarla ante la opinión pública, claro que escabulléndose de una acusación penal que por homicidio calificado podría estar esperando a Rodríguez Torres a la vuelta.
En esta demanda, acusación y juicio –si es que llega a tener lugar en cualquier momento de la volátil vida política venezolana- Maduro tendría que ser llamado a declarar, pues, es imposible que el segundo hombre del gobierno, el ministro de Interior y Justicia, estuviera enfrentando tamaño problema de política interior, sin que informara segundo a segundo a su inmediato superior.
Y “el inmediato superior”, el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, debe dar cuenta porque no detuvo lo que sin duda era una carrera hacía una masacre, y pidió la presencia de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, para que in situ e inventariando hechos y actores, tuviera el mismo día una versión oficial de tan graves acontecimientos.
Y tanto que dice que hace y habla Maduro, pero para evitar y condenar la “Operación Masacre”… ni hizo, ni habló nada.