Manuel Malaver
Es la sensación que tengo y supongo que el resto de los millones de contribuyentes venezolanos también, pero si alguien me quitó mi dinero, vía los impuestos, y no los usa de acuerdo a las disposiciones constitucionales, entonces, definitivamente, me está atracando.
Y por supuesto que el primer sospechoso es Nicolás Maduro, pues como presidente de la República, estaba obligado a formular la “Ley de Presupuesto” del 2017 y presentarlo para su aprobación a la Asamblea Nacional que debía, ratificar las disposiciones pertinentes y modificar aquellas que no juzgaba tales.
Maduro, por el contrario, en otra transgresión flagrante de la Constitución, no presentó el presupuesto a la AN, sino al TSJ, organismo corrupto que sí está deslegitimado para responder por el correcto desempeño del Poder Judicial, mucho más para complacer a Maduro en la sustitución de la Asamblea Nacional.
En otras palabras que, participó en el atraco y, no solo poniendo al arbitrio del jefe de la banda, Maduro, un botín que lo convierte en reo de asalto a mano armada, sino sentándose en el mismo banquillo en que el pronto serán juzgados, tanto por continuar transgrediendo la Constitución, como para agavillarse para apropiarse de lo ajeno.
Creo que muchas ilegalidades ha cometido Maduro en la pavimentación de la vía por la que pronto será revocado u objeto de la aplicación de la Carta Democrática de la OEA, pero ninguna tan conspicua y que, además, afecte en el bolsillo de tantos venezolanos, como esa de apropiarse del dinero de los contribuyentes y del total de los ingresos del país, para el uso personal que más convenga y decidida su absoluta y real majestad.
Sí, porque pienso que así lo hacían los reyes del absolutismo monárquico, y los dictadores de los sistemas socialistas que infectaron el mundo por casi toda la segunda mitad del siglo XX -y de las cuales solo quedan como muestras Cuba y Corea del Norte-, pero en cuanto a Venezuela, ni siquiera autócrata como Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, se atrevieron.
Pero llegó Maduro y mandó a atracar.
- También le puede interesar: Editorial: Un país sin presupuesto está ya al borde del colapso